Compartir esta experiencia con un grupo de «locos de la poesía» ha logrado que no me siente una marginal; que este proyecto se materialice en un poemario nos une en una amistad intima, diría que mística: la poesía nos convoca en torno al sagrado oficiode escribir, escuchar, leer y reflexionar.
Somos rastreadores de «momentos únicos», los atrapamos con la mirada para plasmarlos en palabras como imágenes. No sentimos «impresionistas» capaces de perpetuar en una página en blanco, la catástrofe que puso patas arriba una vida, una pasión prohibida, el instante perfecto en que en el cielo se dibujaba un crépusculo naranja y «yo» paseaba al lado de mi «compañero para toda la vida».
Este poemario es un sueño que se ha ido convirtiendo en realidad con la complicidad de un grupo de seres humanos animados por el mismo aliento creativo. Cuando los sueños se cumplen a una ya no le importa ser la oveja fantasiosa de una familia de fenicios a la que aceptan con aire resignado: ¿Qué le vamos hacer?… hay cosas peores.
Año tras año al ajuste de cuentas familiar yo solo aporto un montón de versos y siempre recibo a cambio una pregunta reproche: «niña» ¿pero eso da dinero? No, no da dinero queridos, de hecho los poetas, en general, somos unos muertos de hambre, pero a pesar de todo voy a seguir escribiendo poemas de amor, sexo y muerte. Es mi acto de rebeldía, mi liberación personal, mi reto.
En la ópera «Macbeth» de Giuseppe Verdi, Lady Macbeth también tiene una escena de sonambulismo y su correspondiente aria de enajenación, que la llevará a la muerte (no puede soportar el sentimiento de culpa por incitar a su marido para que mate a Duncan). Maria Guleghina la interpreta en una producción de la Metropolitan Opera House de 2008.
El crepúsculo de los dioses (director Billy Wilder, protagonista Gloria Swanson)
Con precisión de miniaturista
calcula la disposición
de la arruga mínima,
la leve flacidez del cuerpo,
para que los ojos se acostumbren
a ver la pequeña diferencia
que te aleja de la juventud.
a
Sin desmoronarte.
a
Con el rigor de las leyes físicas
reduce la velocidad de la caída,
demoliendo pausadamente
la esbeltez del cuerpo,
para que los ojos se acostumbren
a ver la pequeña diferencia,
que te acerca a la vejez.
a
Sin mirar atrás.
a
Con la tenacidad del condenado
suplicas el indulto,
solicitas la suspensión sine die
de la ley de la gravedad,
sabiendo que será denegada.
La caída será lenta, sin concesiones,
no habrá marcha atrás.
a
Sin claudicar.
a
Con la obstinación de una rebelde,
con la soberbia del ángel caído,
a pesar de las alas rotas.
Desafiante Norma Desmond,
eterna adolescente,
desciendes por las escaleras,
hacia el agujero negro,
donde colapsan las estrellas.
Mª Jesús Mandianes
La traviata (Verdi): addio del passato (Anna Netrebko)
Violetta (la traviata: la descarriada) sabe que su final está próximo, cierra sus recuerdos con la conmovedora aria Addio del passato. Dice adios al pasado sabiendo que no tiene futuro, lo único que tiene es el momento presente, un momento lleno de dolor.
“La fraga es un tapiz de vida apretado contra las arrugas de la tierra; en sus cuevas se hunde, en sus cerros se eleva, en sus llanos se iguala. Es toda vida …” (Fragmento de El Bosque Animado – Wenceslao Ferández Flórez).
El bosque animado (1943), es un homenaje a la naturaleza y a la lucha y el respeto que se deben el hombre, las plantas y los animales en igualdad de condiciones. Una fábula en la que el autor te hace sentir en la piel de los árboles, de la fraga susurrante, de la tierra gallega.
Es una novela donde no hay protagonistas únicos; donde historias, aldeanos, plantas, animales y parajes tienen entre ellos una comunión tan magistral que hacen que el gran protagonista sea el que da título al libro: el bosque.
A meu gaiteriño, Ainda me acordo, Cando baixabas polo monte abaixo, E viñasme ti dicindo.
Bota carne no pote, Marianiña, Bota carne no pote, Marianá, Un molete enteiro. enservelletado, Unha bota con viño, chupáená!
Muller, fartura de loita Qué che hei decire eu, muller?! Ti és coma a terra nosa, E a terra é coma ti é!
Deixeivos a entrambas soias Anque convosco quedei Baleira está a terra, morna
Ti, sementada, abofé.
E ao vento decia Pronto hai de volver!, Pra tira-la fame, pra poder comer…
Ai, muller, cantas noitiñas, Te deitaches coa tristura?, E ao vento, aínda che traguía, As novas dos que marmuran.
E ao vento dicía, Pronto hei de volver…
Ti és o milagre da terra E, a terra é un milagre teu Mistura de mel e cerna De fera e de anxo do ceo.
Pariches de pé o fillo, Como fan no mente as bestas. E hoxe que volto vencido, Para que eu venza ti te deitas.
Ao voltar, que che hei decir?! Maldito o día e a hora En que te deixei aquí Pra percurar vida fora!
O inverno da emigración Roubóunos a primavera, Quén eu era, xa non son, E ti non és a que eras!
Xa poden os leiros dar Colleitas ben abondosas, Poden en Madrí falar Con palabras ben fermosas, Que nunca nos han de pagar A nosa fame de outrora!
E ao vento dicía,
pronto hei de volver
pra tira-la fame,
pra poder comer.
Marica Campo (Tras as portas do rostro)
Sobre Marica Campo:
Nació en Val do Mao, ayuntamiento de O Incio, Lugo, el 24 de febrero de 1948. Con quince años decide ingresar en un convento de monjas para ser misionera. Durante los cinco años que permanece ordenada hará la carrera de Magisterio y estudios de Teología. Ejerció de maestra en varios pueblos de la provincia de Lugo, además de en Canarias. Se jubiló en 2008 en Guitiriz, donde continúa residiendo.
Lectora voraz desde la infancia y escritora precoz, durante años Marica sólo publicará una obra teatral, algunos poemas en revistas, además de las letras para el grupo musical Fuxan os ventos. Serán los amigos los que insistan y así, en el año 1992 publica su primero libro, un recopilatorio de poemas llamado Tras as portas do rostro.
Fue nombrada Chairega de Honra por la Asociación Cultural Xermolos y la Fundación Manuel María de la Terra Chá en noviembre de 2007.
M.ª Jesús Mandianes (Muxía)
«Mi patria es mi infancia»
La aldea aparece envuelta en un silencio lleno de ausencias, faltan las voces infantiles, los abrazos de bienvenida de los que se han ido para siempre, la chispa de alegría en la mirada de los ancianos al verme: ¡Elogo tu por aiquí Susiña! … ya no me reconocen.
Vuelvo empujada por la nostalgia, por la evocación seductora de los recuerdos: En el hueco de ese árbol me escondía cuando jugábamos al escondite, en el recodo del rio nos bañábamos, sobre el penedo imponente soñábamos historias de fadas e meigas.
Regreso en un acto de rebeldía, me niego a habitar el limbo del desarraigo, después de tan larga ausencia necesito apuntalar mis raíces, volver a los orígenes para descansar sobre la hierba verde contemplando como se mece el mar de centeno maduro, o mesmo que fai tanto tempo.
Necesito saciar los ojos de azul marino, respirar el olor de los bosques de algas, escuchar la canción de calma y marejada del Atlántico … o mesmo que fai tanto tempo. En algún rincón de la memoria se despiertan los recuerdos de mi niñez mecidos por el oleaje, como un placebo que me adormece, pero no cura la nostalgia del pasado que no regresará.