La buena hija

  • Autora: Almudena Grandes
  • Estilo: Relatos
  • Editorial: Tusquets

…No tengo marido, no tengo hijos, no tengo amigos, no tengo trabajo, no tengo nada que sea mío salvo este armario, y la manía de coleccionar gilipolleces olorosas en tarros de cristal…

“La Buena hija” forma parte del primer libro de relatos de Almudena Grande tituladoModelos de mujer” en el que se recogen siete narraciones cuyas protagonistas encuentran en los recuerdos de la infancia la solución para enfrentarse a los problemas de la madurez y cambiar su destino, tal vez equivocándose, pero con la voluntad firme de no consentir que la vida se les escape de las manos.

Berta, “la buena hija”, desarrolla el tema de “la mujer cuidadora”, en este caso la hija obligada a atender a una madre auténticamente tóxica.

Análisis:

Es un relato en primera persona donde se pueden distinguir tres momentos:

1) El momento presente, finales de los noventa, donde lo único que tiene claro es que su madre la tiraniza las 24 horas del día, impidiéndole realizarse como ser humano. De pronto, Berta recuerda que cuando era niña decidió cambiar de madre: ¿Que hago yo aquí si hace 30 años decidí cambiar de madre?

2) El pasado con la evocación de las vivencias de su infancia en los años setenta (Madrid), donde recuerda a Piedad, la asistenta que la cuidó con un auténtico amor de madre y lo contrapone a doña Carmen, su madre biológica, la autoridad, la señora que tomaba las decisiones importantes… Doña Carmen era mi madre, Piedad era mamá.

Al contrario, Piedad era unos labios que siempre me besarían, unos brazos que nunca dejarían de abrazarme… Piedad era casa, era mi casa y era el mundo.

3) La recuperación de su presente que supone revelarse contra la esclavitud a la que la somete una madre manipuladora que nunca la ha querido.

“La buena hija” enfrenta dos concepciones de «madre» que retrata dos personalidades opuestas, dos espacios distintos y dos mundos totalmente antagónicos.

El mundo de Piedad era la cocina, el pueblo, los bailes, el cine, siempre colgada del brazo del “novio”. En su mundo derrochaba generosidad, ternura y una complicidad total con Berta, las dos ríen juntas, se cuidan, se defienden. Hablan la misma lengua, donde se distinguía perfectamente la pronunciación de pollo y poyo, era la lengua materna de Berta, una frase tan simple con un significado tan profundo, porque todos nos remitimos a nuestras raíces y expresamos las emociones con la lengua de “la madre”.

La madre biológica era distante, parecía una actriz que hubiera ensayado cada uno de sus movimientos y cuya frialdad no seducía a nadie. Era incapaz de tener ningún gesto de ternura para su hija, Berta la sentía totalmente ajena a su vida, una mañana cuando entró en el comedor la saludó con solemnidad: Buenos días doña Carmen.

Opuestas en todo, también lo eran en la forma de sentir el amor. Piedad ama con los cinco sentidos y arrastra con su pasión a Eugenio, un hombre casado, los dos estaban dispuestos a romper todas las normas establecidas para vivir juntos.  Mientras, la madre de Berta sólo puede ensayar «un papel que le venía grande en una amable comedia de enredo», un divertimento oculto para guardar las apariencias. La niña no le deseaba ningún mal, pero si su muerte hubiera sido necesaria para hacer feliz a Piedad, habría firmado sin dudar.

La Berta niña se sentía tan desligada de su familia que estableció una separación entre los espacios físicos de la casa: El «lado» de Piedad, que comparte Berta, es el «pequeño país» modesto compuesto por «un vestíbulo de servicio, una cocina, un office, una despensa, un dormitorio y un aseo diminuto, con una bañera cuyo tamaño alcanzaba a duras penas la cuarta parte de la superficie de las restantes bañeras de la casa», incluso acabó durmiendo en el cuarto de Piedad. Doña Carmen y el resto de la familia “vivían al otro lado del pasillo” un lugar con el que la niña no se sentía identificada, ella no pasaba de la zona de servicio.

Los acontecimientos se precipitan en la casa de “Doña Carmen”, cuando descubre la relación de Piedad con un hombre casado, la despide sin ninguna contemplación, haciendo gala de una hipocresía y una crueldad infinitas. Berta se sintió huérfana, revolvió la habitación de Piedad y no encontró nada. Nada excepto ella misma.

La muerte del padre y una trombosis de la madre, antes de que Berta terminara la carrera, la redujeron al papel de cuidadora impuesto por el resto de los hermanos. Doña Carmen, adoptando el papel de madrasta, logró aislar a su hija totalmente, trasladándose a una urbanización fuera de la ciudad de Madrid por motivos de salud. Logró que dejara el trabajo de profesora de matemáticas, que se quedará sin amigos y que rompiera con su novio. No solo la despoja de todo, sino que recurre al chantaje emocional para tener una enfermera a su disposición las 24 horas.

En la última parte del cuento se produce “el descubrimiento”, deja de escuchar las constantes llamadas del timbre, símbolo del dominio absoluto de la madre biológica sobre la hija. Berta se da cuenta que era su madre la que dependía de ella, la que estaba en sus manos. Cuando le escucha saludarla con un: “Buenos días doña Carmen” comprende que ha perdido el control sobre la hija mansa a la que puede someter, y solo tiene miedo a quedarse sola.

Berta toma la decisión irrevocable de alejarse de la madre y después de entrevistar a varias enfermeras eligió a la que mejor le pareció. Seguidamente arregló los papeles para pedir el final de su excedencia como profesora de matemáticas y finalmente escribió una carta a cada uno de sus hermanos: estimados, motivos personales me impiden seguir cuidando de su madre por más tiempo.

Después de que, en su infancia, tras la marcha de Piedad, no quedara «nada, excepto yo misma», Berta se asegura que al dejar la casa de su madre no deja nada tras de sí. «Nada» es la palabra que cierra el cuento.

En el relato se establece una intertextualidad con otros textos: con un poema romántico de Bécquer y con la fuga del Conde de Monte Cristo (Dumas), su evocación es una revelación que indica Berta que debe de huir de una madre carcelera. El poema de Bécquer le dice que deje de lado su sentido del deber y se deje llevar por los sentimientos.

En el cuento se desarrolla la polémica feminista sobre lo que es más importante: la biología o la crianza. La protagonista opta por la crianza representada por Piedad en contra de la biología representada por la madre biológica, doña Carmen. En la visión de las feministas de los años setenta, la mujer debía cortar con la influencia negativa de su madre para tener su propio lugar en el mundo. En consecuencia, Berta deja la vida aislada de las mujeres enclaustradas en casa y recupera su posición en el mundo como profesora de matemáticas.

Sobre Almudena Grandes:

Nació en Madrid en 1960, ciudad con la que siempre estuvo vinculada emocionalmente. Se licenció en Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid y comenzó a trabajar en el mundo editorial principalmente en la redacción de textos para enciclopedias.

Su primera novela “Las edades de Lulú” fue llevada al cine por Bigas Luna y se tradujo en 20 idiomas. Publicó otras novelas como “Te llamaré Viernes”, de relato erótico; “Malena es un nombre de tango”, que Gerardo Herrero adaptó al cine; “Los aires difíciles”, que también se llevó al cine.

Fue columnista habitual del El País, entre otros muchos artículos escribió: “Mercado de Barceló”, «Mujeres», «Humanidad» o «Unos ojos tristes» que se convirtió en la última entrega de su columna «Escalera interior«.

En 2010 comenzó la serie “Episodios de una guerra interminable” que consta de cuatro libros: “Inés y la alegría” (2010), “El lector de Julio Verne” (2012), “Las tres bodas de Manolita” (2014) y el cuarto, “Los pacientes del doctor García” (2017), por el que se ha llevado el Premio Nacional de Narrativa 2018.

Desde 1994 fue pareja del poeta Luis García Montero. Almudena falleció en su casa de Madrid por un cáncer el sábado 27 de noviembre de 2021 a los 61 años, después de dos años de luchar contra esta enfermedad. Aquí os dejo un poema de amor para Almudena de su marido:

La ausencia es una forma del invierno

Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,

Almudena y Luis

con ese mismo invierno que hiela las canciones

cuando la tarde cae en la radio de un coche,

como los telegramas, como la voz herida

que cruza los teléfonos nocturnos

igual que un faro cruza

por la melancolía de las barcas en tierra,

como las dudas y las certidumbres,

como mi silueta en la ventana,

así duele una noche,

con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,

con esa misma nieve que me ha dejado en blanco,

pues todo se me olvida

si tengo que aprender a recordarte.

Entre el cel i l`infern

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Autor: Pere Piquet

Estilo: narrativa (relatos)

Idioma: Catalán

Editorial: Pagès Editors

El Joan juraria que ha entrat a l’estació de Fondo però comença a dubtar quan veu una enorme caldera en què homes i dones es couen a foc lent. Una estranya força -com la que a vagades no deixa moure els que desperten d’un mal son- l’empeny cap a l’olla. Quan és just d’avant del recipient, reconeix una figura familiar que branda una forca i s’acarnissa amb els pocs que encara intenten fugir del xup-xup.

Análisis:

Invito a los lectores a descartar el orden establecido en el índice para dirigirse directamente al Infierno de Pere. Solo entre las tinieblas el autor se suelta la melena desarrollando el estilo trasgresor y burlón con el que deja patente su habilidad narrativa.

En el averno saca a la luz las pasiones más oscuras del alma humana, esas que aún sabiendo que nos condenan logran que sucumbamos al deseo irrefrenable de transgredir las normas establecidas.

Después, como los antiguos héroes griegos, solo nos queda aceptar el castigo de los dioses; aunque a veces sean tan arbitrarios como para conducir a Mersault al abismo en lugar de concederle la aureola de santidad y asignarle un lugar de honor en el Edén. Probablemente él con su laconismo habitual diría : Tout ça m’est bien égal.

La unión de tres inmortales: Mozart, Dante y Doré

Entre líneas es un alarde de imaginación donde Piquet reinterpreta los grandes mitos vulgarizando a la fiel Penélope, al astuto Ulises y al divino Aquiles. Don Juan es condenado a un paraíso rodeado de vírgenes que desdeñan sus habilidades de seductor y Oscar Wilde sufre el suplicio de la mediocridad… solo Dante se salva de su pluma incisiva… realmente la Divina Comedia debió de ser inspirada directamente por el Todopoderoso.

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¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Autor: Philip K. Dick

Estilo: Ciencia ficción

Editorial: Edhasa

Traductor: César Terrón

…Rick comprendió que los androides Nexus-6 superaban a varias clases de especiales humanos en lo que a inteligencia se refería. En otras palabras, los androides equipados con el nuevo cerebro Nexus-6, habían evolucionado más allá de un importante-aunque inferior-segmento de la humanidad. Para bien o para mal. El esclavo había terminado por resultar más espabilado que algunos de sus amos…

Análisis:

Con esta novela Philip K. Dick conduce a la ciencia ficción más allá de un simple delirio futurista y logra que reflexionemos sobre la progresiva deshumanización del hombre, planteando una sociedad donde los individuos presentan un cierto “autismo emocional” que les hace asemejarse a los replicantes «concebidos a su imagen y semejanza», por eso han de recurrir a “la caja demociones” para poder experimentar sentimientos y sensaciones humanas.

En San Francisco (año 1992) se ha desarrollado una extraña sociedad donde los humanos necesitan demostrar un alto nivel de empatía que los diferencie de los androides creados por ellos mismos. La mejor forma de “representar” su capacidad de amor es cuidando a otro ser vivo, alguno de los pocos animales que han logrado sobrevivir a la Guerra Mundial terminal. Así demuestran al resto de la sociedad terrestre lo inmensamente humanos que son.

El autor tiene la habilidad de ir sembrando la novela de dudas, como si de un Sócrates  futurista se tratara, conduciendo a los lectores a la reflexión filosófica a través de la hermenéutica -pregunta y respuesta- :

¿Son la inteligencia y la empatía las dos cualidades que nos hacen humanos?

Parece surrealista plantearse un futuro en el que no podamos distinguirnos ni entre nosotros mismos. Pero la creatividad del autor desarrolla un concepto de robot muy diferente del que se tenía en los años 60: El “androide”, creado por los propios humanos, con un aspecto físico similar al de los hombres y una inteligencia a veces superior a sus creadores.

Dick introduce la duda  a través del protagonista, Rick, cazador de bonificaciones, cuya frialdad nos hace preguntarnos constantemente si es un androide al que sus superiores le han implantado una memoria artificial. A fin de cuentas, varias veces en la novela se dice que hace falta un androide para encontrar a otro y que no habría mejor caza recompensas que los propios androides.

En el polo opuesto sitúa a un antagonista, que se caracteriza por sus deficiencias mentales. Se trata de John Isidore, un mecánico de animales eléctricos que ha sido víctima de la radiación, convirtiéndose en un «cabeza de chorlito». Sobre su «humanidad» no hay duda alguna, a pesar de unas carencias intelectuales que le hacen vulnerable a la manipulación de los androides.

En medio de estas dudas una certeza: los androides sueñan, tal vez no con ovejas eléctricas, pero si con un futuro mejor lejos de Marte, donde los esclavizan, por esos huyen a la Tierra. Sienten deseos de vivir a pesar de la amenaza de los cazadores de bonificaciones y de saber lo breve que será su vida. Son capaces de sentir atracción física y de llevar a cabo crueles venganzas, sienten algunas emociones equivalentes a las humanas.

… Entonces, si los replicantes tienen sueños, si albergan esperanzas, si sienten miedos como cualquier ser humano ¿Tienen derecho los humanos a “retirarlos”?  … y aquí se pasa de la duda al planteamiento ético que nace en “el cazador de bonificaciones”. ¿Es justo retirar a los androides porque son simplemente una vida artificial? ¿Pueden los humanos decidir lo que debe existir y lo que no dentro del mundo? ¿Quién debe vivir y quien no?

Sobre la religión y el mercerismo:

El mercerismo es la religión que practica el mundo postapocalíptico, cuyo profeta Mercer está conectado a sus seguidores a través de la máquina de la empatía que les une directamente con él. El protagonista inmerso en un mar de dudas le consulta sobre la posibilidad de que este obrando mal “retirando androides” y el gran gurú le alecciona diciendo “que a veces es necesario hacer el mal aún a sabiendas de saber que se está obrando mal”

En el libro no se nombra a Mercer como Dios todopoderoso creador de la raza humana, al contrario, los seres humanos no solo no son creación de nadie, sino que se establecen como creadores de otra forma de vida: los androides.

No obstante el sufrimiento que siente «el iluminado» cuando le lanzan piedras es un fiel reflejo del dolor de Cristo en la religión Cristiana, cuando se inmola para salvar a la humanidad… aunque él mismo acabe reconociendo que es un gran fraude… tal vez muy cercano a los androides…

Sobre la atracción física

Uno de los personajes que hace tambalear las creencias Rick (protagonista) es la androide Rachael por la que siente una gran atracción física. También se muestra fascinado por la voz de Luba Luft, androide camuflada como cantante de ópera, a la que escucha absorto. Reflexiona sobre el deseo de vivir que sienten ambas y la necesidad de ser protagonistas de su propia vida. En claro contraste con la apatía de su mujer, que no muestra aspiraciones ni inquietudes. Estos sentimientos ponen de relieve la modificación del nivel de conciencia que experimenta Deckard en relación a los androides.

 Sobre el tiempo:

En la novela, los replicantes mueren a los cuatro años porque sus genes se deterioran y no existe regeneración. Esta es una diferencia fundamental entre humanos y androides. Los individuos somos orgánicos y estamos sometidos a la incertidumbre del tiempo que tenemos de vida, lo que nos provoca angustia al no saber cuándo vamos a morir. Las máquinas sí son conscientes de ello, tienen fecha de caducidad y la aceptan con resignación.

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Antígona

 

Estilo: Teatro (Tragedia)

Autor: Sófocles (S.V AC)

Traducción: Luis Gil

Editorial: Penguin Clásic

 

 

 … Sin llantos, sin amigos, sin casar. En mi desdicha me llevan por el camino ya dispuesto. Ya ni me es licito mirar ese rostro sagrado del Sol. Y mi muerte que no produce lágrimas, ninguno de mis seres queridos lamenta… (Canto de Antígona)

Personajes:                                                                                                   

Antígona: (Protagonista) Hermana de Eteocles y Polinices. Hija de Edipo y Yocasta.

Ismena: Hermana de Antígona.

Creonte: Rey de Tebas y tio de Antígona e Ismena.

Eurídice: Esposa de Creonte.

Hemón: Novio de Antígona.

Tiresias: Adivino ciego.

Coro de ancianos de Tebas: Es el elemento más relevante de la tragedia.

 Análisis: Que Sófocles en el siglo V antes de Cristo eligiera a una débil joven para desafiar las ordenes de un rey, sobre el que además recaía la patria potestad de Antígona, podría resultar en principio poco creíble. Pero su talento innovador no dudó en presentar un nuevo modelo de heroísmo, donde el concepto del deber y moralidad, unida a la conciencia de que la costumbre de enterrar a los muertos tiene fuerza de ley, hacen que hasta una “frágil mujer” tenga la valentía suficiente para arriesgar su vida en defensa de una norma del derecho divino y humano que es la de recibir sepultura.

La obra presenta diferentes conflictos: El que sufre Antígona por ser mujer (conflicto entre hombres y mujeres). Se atreve a enfrentarse sola al poder despótico del estado representado por el rey (entre un individuo y una sociedad), protagonizando el primer acto de desobediencia civil. El que se produce por sus creencias religiosas y el concepto de la piedad cumpliendo con los ritos funerarios (entre vivos y muertos). Todos estos conflictos están contenidos en la tragedia de Sófocles, con un argumento principal: el enfrentamiento de una joven inocente, representada por Antígona con el tirano represor, representado por Creonte, en una confrontación dialéctica entre contrarios.

La conciencia ética de Antígona se rebela contra la conciencia política expresada en la ley de Creonte. Decide que lo ético (el deber de sepultar) se transforme en real (realiza el entierro, asumiendo sus consecuencias) «Sabía que tenía que morir, ¿Cómo no?, aunque tú no lo hubieses pregonado. Y si muero antes de tiempo, eso creo yo que gano; pues quien viva, como yo, en medio de tantas desgracias, ¿Cómo no lleva ganancia en la muerte?

El escritor Thomas de Quincey (Mánchester, 1785 – Edimburgo, 1859)  loa su valentía con estas palabras:  «Santa gentil, hija de Dios antes de que Dios fuera conocido, flor del paraíso después de haberse cerrado el paraíso… señora idólatra y sin embargo cristiana que animada por el espíritu del martirio te diriges sola por el camino lóbrego que lleva a tumba huyendo de toda esperanza terrenal para que la eterna desesperación no caiga sobre la tumba de tu hermano».

Efectivamente es “santamente criminal” según sus propias palabras…. porque  ella «no ha nacido para compartir el odio sino el amor».  Su figura y su discurso recuerda al Cristo de los evangelios, que después de predicar el amor es abandonado por todos y debe enfrentar solo su martirio. Como Cristo su lucha la eleva a la categoría de heroína de lo universal.

Antígona, nos recuerda que ni la conveniencia política, ni el control policial logran sobreponerse a la costumbre, a la religión y al deber familiar de enterrar a sus muertos. Una gran parte de los ciudadanos apoya su firmeza, exigiendo modificar la decisión política de dejar un cadáver insepulto.

Creonte se muestra incapacitado para comprender los derechos inherentes a la naturaleza humana: El de Polinices a ser enterrado  y el de Antígona y Hermón al amor. Sófocles  lo presenta como un hombre que embriagado de poder no se da cuenta de las consecuencias de sus imposiciones ni del alcance de sus hechos. Con ejemplar crueldad se asegura la obediencia de sus súbditos. Aspira así a revestirse de una autoridad que en realidad no tiene. De ahí surgen el cumulo de despropósitos descritos por Sófocles que hacen de él lo que nunca hubiera querido ser: Un tirano y un blasfemo.

La terquedad de Creonte  provoca la venganza de los dioses y una nueva tragedia familiar de la que él es único responsable, pese al deseo de reparar la falta y atajar en la medida de lo posible las consecuencias. Su remordimiento ante los hechos consumados es una especie de redención moral por medio del dolor, y le confiere una cierta grandeza trágica.

Como atenuante de Creonte sólo puede decirse que se ve confrontado a la misma disyuntiva que Antígona, pero en sentido inverso, pues mientras ella prefiere cumplir con los deberes familiares antes que con los del Estado, Creonte prefiere cumplir con los del Estado antes que con los familiares (no puede violar la ley política que acaba de dictar por ser válida para todos, aunque se oponga a la ley familiar). En definitiva, Antígona defiende las razones de sangre, contra las razones de Estado que esgrime Creonte. Argumento que también desarrolla nuestro  profesor Raül Garrigasait  (Ub Facultad de Filología y Comunicación) en su conferencia en el Ateneo de Barcelona:

Entre ambos polos, Ismene, hermana de Antígona, desempeña cierto papel en la primera parte del texto dramático: le corresponde asumir el rostro más humano y asequible de una obra teatral marcada por la radicalidad. Ismene encarna la duda y el temor lógico, es una figura que está de parte de Antígona, pero se siente incapaz de seguirlaa en un acto de heroísmo que la protagonista tiene que realizar a solas.

El núcleo de la obra es el interrogatorio que sufre Antígona por parte de Creonte, después de haber enterrado a Polinices y haber sido detenida desarrollando el primer drama judicial moderno: la acusada que ejerce el derecho de réplica para enfrentarse a su juez, asumiendo su acto y considerando la inocencia de su decisión. La conclusión del juicio, la condena por parte de Creonte, convierte a la protagonista en una mártir por sus ideas contrarias a una ley injusta.

 

El drama aumenta de intensidad cuando intervienen distintas personas en favor de la heroína:

Tiresias, El adivino ciego Tiresias (alter ego de Sófocles) que siempre ha aconsejado con fidelidad al rey, interviene hablando con claridad y exponiendo su discurso con convicción. Elabora oraciones bien cohesionadas (las causales y consecutivas son las más comunes); son la manifestación de un pensamiento lógico para señalar a Creonte que los cuervos y los perros arrancan trozos del cadáver de Polinices y los dejan en los altares y los hogares, prueba de que los dioses muestran señales de cólera. Acusa a Creonte de imprudente y vaticina que alguien de su sangre  pagará sus errores con su muerte.

Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona se ve perjudicado por la decisión de su padre, ya que Antígona es su prometida. Señala a su padre que el pueblo tebano no cree que Antígona merezca la condena a muerte y pide que la perdone.

Es de destacar que si la unión de estos dos últimos se consuma como desean, los herederos del rey y los de Edipo llegarían, unidos por la sangre, al trono de Tebas, resolviendo el conflicto político de los dos linajes que, por reclamar el trono de Tebas, acaban de enfrentarse en una guerra civil que al mismo tiempo es guerra de hermanos.

El coro: El coro cumple una función fundamental en la tragedia comentando los percances de los protagonistas y afianzando las ideas centrales de las obras. Es el elemento más relevante de la tragedia. La tragedia se constituye sobre la dualidad coro personaje. Está dirigido por un corifeo que habla en nombre del coro cuando recita, en determinados momentos el coro ejecuta danzas con música. El coro permanece de forma semicircular entre la orquesta y su función es lírica.

Los actores y el coro eran siempre varones, debían de ser ciudadanos atenienses. El coro que a lo largo de la obra tiene una actitud conciliadora entre Antígona y Creonte, al final de la obra condena sin miedo al tirano. Una una vez consumada la tragedia los derechos divinos y los humanos representados por la costumbre de enterrar con dignidad a los muertos quedan de nuevo restablecidos.

La habilidad literaria de Sófocles se manifiesta en el empleo de recursos retóricos que saltan a la vista:

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L’étranger (El Extraño)

Autor: A. Camus

Prix Nobel de Littérature

Editions Gallimard, 1942

Estilo: Novela

Idioma: Francés

Editorial: Folio

«La bonne littérature est dérangeante d’une manière qui caractérise rarement les écrits d’histoire et de science sociale. Parce qu’elle provoque des émotions puissantes, elle déconcerte et questionne. Elle inspire de la méfiance face aux piétés conventionnelles et provoque une confrontation souvent pénible avec nos propres pensées et intentions » Martha Craven Nussbaum 

…Cependant, je lui ai expliqué que j’avais une nature telle que mes besoins physiques derangueaient souvent mes sentiments… (Sin embargo, le expliqué que tenía tal naturaleza que mis necesidades físicas a menudo perturbaban mis sentimientos)

Introducción: Me he planteado este trabajo como “Un cuaderno de Bitácora virtual” donde he ido vertiendo todas las reflexiones que me han sugerido cada uno de los capítulos de la genial novela de Camus. Para mi ha supuesto un doble ejercicio: El de reflexión bajo supervisión académica, y el de inmersión en la lengua de Moliere utilizando en la primera parte frases cortas del francés con traducción al castellano, para evolucionar en los dos últimos capítulos de la segunda parte a la utilización exclusiva de la lengua francesa. Tengo que confesar, con la ayuda de un traductor automático. El resultado es una “memoria” larga, densa y seguramente para algún lector tediosa. Aunque para mi ha supuesto el rencuentro con un gran escritor capaz como nadie de enfrentarnos al espejo de nuestras contradicciones, como sociedad y como seres humanos.

Análisis introduciendo frases destacadas en el idioma original (francés):

A lo largo de la novela, descubro a Camus como un gran manipulador de emociones, el filósofo-escritor desarrolla una doble estrategia didáctica: Crea un personaje (Meursault) con un conjunto de características que lo hacen ajeno al juego social de formalismos y apariencias. Desde mi punto de vista su intención última es que los lectores le juzguemos y condenemos con nuestra estrecha moral burguesa. De hecho, no describe sus rasgos de carácter, deja que formemos nuestra opinión utilizando frases cortas y rotundas, como: «No es mi culpa = ce n’est pas de me faute», «Estaba cansado», «Dije que no me importaba” … su psicología, comportamientos, reacciones, la percepción de la sociedad que lo rodea, se acabaran convirtiendo en una prueba de cargo contra él.

A su vez Camus nos juzga y condena a nosotros, hipócritas defensores de las normas establecidas, educados en la represión de las emociones y en el disimulo continuo. Somos lectores escandalizados, por su aparente indiferencia ante la muerte de la madre, críticos frente a su conformismo, a su falta de ambición, crueles con su ingenua sinceridad. Incapaces de reconocer que en el proceder de este extraño ( tanto para sí mismo, como para el mundo que le rodea) podemos sentirnos reflejados.

La acción transcurre en Argel (Argelia francesa, 1942) dentro de un contexto que no es histórico sino mítico, como el mismo autor comentará: «Una tierra, un cielo, un hombre formado por esta tierra y este cielo». No es una novela realista, adquiere el matiz de una tragedia griega escrita en dos actos, donde el destino (Le hasard) al que Meursault no pueden sustraerse, le lleva a no asumir ningún compromiso (filosofía existencialista). Donde los elementos de la naturaleza: (Le soleil implacable) adquieren la categoría de personajes que logran alterar el sino del protagonista.

En la primera parte el filósofo logra que me enfurezca este Meursault (narrador-protagonista) al que no parece conmover la muerte de “mamá”: “Aujourd’hui, maman est norte. Ou peut-être hier, je ne sais pas”… (hoy mamá ha muerto, o tal vez ayer , no lo sé). Me irrita su simplicidad, la ausencia de ambiciones, su apatía, solo alterada por una juvenil pulsión sensual. Es un voyeur que disfruta de la felicidad que le proporciona su contacto con la naturaleza y de la relación erótica que mantiene con María: «J’avais tout le ciel dans mes yeux, c’était bleu et or. Sous mon cou, je sentais le ventre de Marie battre doucement.» (Tenía todo el cielo en mis ojos, era azul y dorado. Debajo de mi cuello, sentí el vientre de Marie latir suavemente)

Observo como un Camus, ateo y contradictorio salpica la novela de símbolos judeo-cristianos. En el capítulo III Meursault cuenta: Avant de quitter le bureau pour aller déjeuner, je me suis lavé les mains (Antes de salir de la oficina para almorzar, me lavé las manos). Se lava las manos como Pilatos, indicando que no asume ninguna culpa.

En el mismo capítulo nos presenta al viejo Sálamano y a su perro sarnoso, ambos fieles a la rutina diaria, como un matrimonio mal avenido. A pesar de los malos tratos y de los insultos se profesan una profunda lealtad. No pueden vivir el uno sin el otro: À force de vivre avec lui, seuls tous les deux dans une petite chambre, le vieux Salamo a finir per lui ressembler. (A fuerza de vivir con él, solos los dos en una pequeña habitación, le viejo Salamano ha terminado por parecérsele)

Su historia queda eclipsada por la aparición de Raymond Sintès: Dans le quartier on dit qu’il vit des femmes… en general il n’est guere aimé (En el barrio se dice que vive de las mujeres… no es muy querido) Personaje que logra manipular a su antojo a nuestro ingenuo Meursault. Le cuenta la historia siniestra de vejaciones y malos tratos hacia su amante árabe, que él se limita a escuchar con total desinterés, incluso acepta escribir una carta con el fin de atraerla para que su “nuevo amigo” siga maltratándola.

Capitulo IV: Avanza la historia al ritmo de la rutina que Meursault imprime a su vida, solo alterada por la sensualidad de su relación con María… a pesar de que: Elle m’a demandé si je l’aimais. Je lui ai répondu que cela ne voulait rien dire, mais qu’il me semblait que non (Ella me preguntó si yo la amaba. Yo le respondí que eso no quería decir nada, pero que me parecía que no)

Imperturbable hasta la exasperación, escucha la paliza que Raymond propina a su amante sin que ni siquiera María pueda hacerlo reaccionar: Elle m’a demandé d’aller chercher un agent mais je lui ai dit que je n’aimais pas les agents (Ella me pidió que fuera a buscar un policía, pero yo le dije que no me gustaban los policías)… Y sigo leyendo con indignación como se presta a hacer de testigo a favor de un chulo maltratador, sin percatarse de las consecuencias, ni saber lo que tenía que decir: Il m’a dit qu’il fallait que je lui serve de témoin. Moi cela m’était égal, mais je ne savais pas ce que je devais dire (Él me dijo que hacia falta que le sirviese de testigo. A mí me era igual, pero no sabía que debía decir)

Capítulo V: Raymond sigue tejiendo su telaraña en torno a nuestro anti-héroe. Le invita a pasar el domingo en la cabaña que tiene un amigo en la playa, cerca de Argel. Meursault acepta encantado sin advertir el peligro (Seguro que si su madre estuviera viva le diría: (¡Aléjate de las amistades peligrosas!)

Una vez más muestra su indiferencia y falta de ambición al rechazar el proyecto que su jefe le ofrece en Paris: Il m’a demandé alors si je n’etais pas intressé pas un changement de vie. J’ai repondú qu’on ne changeuait jamais de vie, qu’en tout cas toutes se valaient et que la mienne ici ne me déplasait pas de tout (Me preguntó si no me interesa un cambio de vida, respondí que nunca se cambia de vida, que todas valían lo mismo…)

Cuando María le pregunta si quería casarse con ella la respuesta es: ça m’est égal «me da igual”. Parece que nada le importa lo suficiente como para tomar una decisión responsable: Le soir, Marie est venue me chercher et m’a demandè si je voulais me marier avec elle. J’ai dit que cela m’etait égal et que nous pourrions le faire si elle le voulait. (Por la noche, Marie vino a buscarme y me preguntó si quería casarme con ella. Le dije que no me importaba y que podíamos hacerlo si ella quería)

Encuentra a Salamano desolado por la pérdida de su perro. Escucha con aire aburrido su historia solo porque no tiene nada mejor que hacer. Meursault no muestra empatía hacia su vecino, no se conmueve ante la historia que esta lectora leyó dos veces. La vida de un pobre hombre que renuncia a sus sueños, a sus ideales, para conformarse con un trabajo que no le gusta, y con la rutina de un matrimonio sin amor.

En definitiva, la historia de la mayoría de los mortales. Un pobre hombre que busca en la compañía de un perro un remedio contra la soledad: C’était le poil qu’il avait de plus beau, depuis que le chien avait eu cette malaldie de peau Salamo le passait à la pommade. Mais selon lui. Sa vraie maladie, c’etait la vieillesse. Et la vieillesse ne se guerit pas. (Era el pelo lo que tenia más bello, desde que el perro tenia esa enfermedad en la piel, Salamano le ponía la pomada. Pero, según él. Su verdadera enfermedad era la vejez. Y la vejez no se cura con nada)

Capitulo VI: Le jour déjà tout plein de Soleil , m’a frappe comme un gife (El día lleno de Sol me golpeó como una bofetada) El Sol amenazador cae sobre la cabeza de Meursault, como una espada de Damocles, desde primera hora del domingo fatídico, en que invitado por Raymond, se dirige con María hacia la cabaña de la playa de Masson.

Al salir, se encuentran un grupo de árabes, entre ellos estaba el hermano de la chica a la que Raymond pegó. Siguieron su camino sin darle importancia. Se bañan, almuerzan y salen a caminar Raymond, Masson y Meursauld: Je ne pensáis à rien parce que j’étais à moitié endormi par ce Soleil sur ma tete nue (No pensaba en nada, porque estaba medio dormido por el Sol sobre mi cabeza desnuda). Se cruzan con dos árabes, que vienen tras Raymond a vengar la paliza que le dio a su amante.

Raymond es herido. Intentan que lo cure un médico. Después vuelve a salir con Meursault y se encuentra otra vez con los árabes. Saca un arma, pero no dispara. Meursault se la pide. Quand Raymond m’a donné son revolver le Soleil a gliseé dessus (Cuando Raymond me dio su revólver, el Sol se deslizó sobre él).

El Sol ardiente domina la voluntad de l’étranger: C’etait le meme Soleil que le jour ou j’avais enterré maman et, comme alors, le front surtout me faisait mal et toutes ses veines battaient ensemble sous la peau (Era el mismo Sol que el día que enterré a mamá y, como entonces, me dolía la frente y todas sus venas latían juntas debajo de la piel).

Encuentra al árabe que hirió a Raymond, le muestra el cuchillo con actitud amenazante: L’ árabe a tiré son couteau qu’il m’a présenté dans le soleil. La lumière a giclé sur l’acier et c’etait comme une longue lame étincelante qui m’atteinaig au front: (El árabe sacó su cuchillo, que me mostró en el Sol. La luz rebotó sobre el acero y era como una hoja larga y brillante hoja que me alcanzó en la frente)

Camus desarrolla de manera magistral la influencia fatal del Sol sobre la voluntad de Meursault, actúa como una divinidad griega, impulsándolo a matar: Je ne sentais plus que les cymbales du Soleil sur ma front (Solo sentía los platillos del sol bajo mi frente)

Il m’a semblé que le ciel s’ouvrait sur toute sont étendue pour laisser pleuvoir du feu. Tout mon être s’est tendu et j’ai crispe ma main sur le revolver. La gâchette a cédé, j’ai touche le ventre poli de la crosseet et c’est là, dans le bruit a la fois sec et assourddissant que tout a comencé. (Me pareció que el cielo se abría sobre toda su extensión para dejar llover fuego. Todo mi ser se tensó y apreté la mano sobre el revólver. El gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y es ahí, en el ruido a la vez seco y ensordecedor que todo comenzó). Meursault dispara una vez, seguida de otras cuatro, sobre un cuerpo ya inerte. Comprende que destruyó el equilibrio del día, el silencio de una playa donde había sido feliz. Su intuición le dice que cada disparo había sido un golpe llamando a la puerta de la desgracia. Cae el telón sobre la vida de Meursault, siempre incapaz de tomar las riendas de su destino, ahora es víctima de la fatalidad.

La segunda mitad se inicia desde una perspectiva nueva y totalmente inesperada, no solo para Meursault, también para esta lectora y para todos los ciudadanos del mundo, víctimas del infortunio (le hasard) que ha paralizado el planeta. Confinada a causa de la pandemia tengo todo el tiempo del mundo para reflexionar sobre el proceso al que es sometido l’étranger.

 

Chapitre I: Meursault se enfrenta a la justicia con la ingenuidad e inconsciencia que le caracteriza. Cuando el juez le pregunta si ha elegido abogado responde: J’ai trouvé qu’il était très commode que la justice se chargueat de ces details. Parece ignorar la gravedad del crimen y sus consecuencias penales. Por eso se muestra contento con su abogado de oficio (normalmente sin experiencia)

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La Virgen de los Sicarios

 

Autor: Fernando Vallejo

Estilo: Novela

Editorial: Alfaguara

Oración al Santo Juez: Si ojos tienen que no me vean, si manos tienen que no me agarren, si pies tienen que no me alcancen. No permitas que me sorprendan por la espalda, no permitas que mi muerte sea violenta, no permitas que mi sangre se derrame. Tú que todo lo conoces, sabes de mis pecados, pero también sabes de mi fe, no me desampares, Amén”.

Análisis:

Soliloquio a pecho descubierto, donde el autor describe en primera persona la violencia que lo contamina todo, incluso a él mismo. Descarga su rabia a través de una prosa brillante y furibunda, utilizando un estilo sarcástico, salpicado de cinismo. Lanza cargas de profundidad contra un estado (Colombia) inmerso en la corrupción de todos los estamentos sociales: El gobierno, la policía, la iglesia y el “pueblo” contra el que propone soluciones drásticas, propias de regímenes autoritarios.

Curiosamente se olvida de “la clase alta” de la cual es un digno representante… aunque tal vez pudiera tratarse de un recurso literario más, con la intención de actuar como revulsivo para hacer reflexionar al lector. Yo misma le he preguntado a lo largo de la lectura ¿Y tú que, has pensado a que juegas con tus niños?

Porque Vallejo es un provocador irreverente, que se mueve como pez en el agua entre el sarcasmo de Quevedo y el ateísmo de Voltaire. Desde su propia corrupción analiza la violencia de Medellín en los años 90, que tiene como protagonistas a jóvenes sicarios huérfanos del gran capo Pablo Escobar. Son carne de cañón que no saben hacer nada más que matar por encargo, si les falta su “trabajo” no dudan en convertirse en los juguetes sexuales de hombres maduros, cuya posición económica les pone por encima del bien y del mal.

En un estado fallido el narrador, intenta dinamitar instituciones como el matrimonio, la maternidad, la heterosexualidad, la iglesia, la familia:

  • La relación carnal con las mujeres es el pecado de la bestialidad… como por ejemplo un burro con una vaca.

  • De tanto en tanto una vieja preñada, una de esas perras putas paridoras que pululan por todas partes con sus impúdicas barrigas en la impunidad más monstruosa.

  • Vive prisionero, encerrado, casado, con mujer gorda y propia y cinco hijos comiendo, jodiendo y viendo televisión.

Pero la gran protagonista es la violencia, se hace presente en todas las circunstancias de la rutina diaria, creando sus propias leyes al margen de la ley. Una forma de vida basada en “la supervivencia” a cualquier precio. Con un lenguaje básico y salvaje formado de palabras tan mortíferas como las balas. Es el “Parlache” que utiliza expresiones como: “gonorrea”, “hijoeputa”, “pelao”, “pinta”, “quebrar”, “muñeco”. Argot que usa el narrador para interactuar con el lector, al que al principio de la novela informa, después lo interroga, y finalmente desprecia.

Solo añadir que la obra gira en torno a grandes paradojas: Se intenta combatir la violencia social y política con la violencia arbitraria ejercida por un adolescente, intentando complacer a su protector. Contradictorio es también el profundo sentimiento religioso de los sicarios que piden ayuda a su Virgen (María Auxiliadora) para delinquir. Profundamente incongruente es Fernando que desde una pretendida superioridad intelectual utiliza sexualmente a menores de edad, acabando por justificar sus crímenes. Paradójica su falta de piedad con los seres humanos y su profundo amor hacia los animales.

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Afirma Pereira

Autor: A. Tabucchi

Estilo: Novela

Traductor: X. Riu

Editorial:Edicions 62

 

La filosofía parece que se dedique solo a la verdad. Pero tal vez dice solo fantasías. Y la literatura parece que se dedique solo a la fantasía, pero tal vez diga la verdad.

Análisis:

Afirmar o declarar” en términos jurídicos es la exposición de acontecimientos realizada por el testigo, parte, o protagonista de los mismos ante un tribunal. En la novela es una anáfora un tanto cansina que utiliza Pereira para contar a una tercera persona, un narrador del que no queda clara su identidad, unos hechos sucedidos en Lisboa durante los meses de julio y agosto de 1938, de los cuales es el primer actor.

A través de sus declaraciones descubrimos la evolución psicológica de Pereira, un hombre de solidos principios, sustentados en una trasnochada moral de confesionario y una rutina inflexible, con las que mantiene su vida aferrada al pasado.

Pretextos para mantenerse al margen de la situación política y social, tanto en su entorno más cercano, donde se desarrolla la tragedia de la guerra civil española, como en el europeo donde se fragua la catástrofe de la segunda guerra mundial, que tiene como caldo de cultivo los regímenes totalitarios de Alemania, Italia, España y la propia Portugal, bajo el régimen Salazarista.

Hasta que, en el tórrido verano Lisboeta, las convicciones del protagonista empiezan a tambalearse al conocer al filósofo Monteiro Rosi. Solo él consigue que habrá los ojos a la realidad desatando la duda sobre sus principios inamovibles. A partir de ese momento el tono monótono de la historia se trastoca adquiriendo dinamismo e interés, vemos como el solitario y conformista Pereira decide tomar partido convirtiéndose en colaboracionista y protector de un joven al que apenas conoce.

Antonio Tabucchi se aferra a unas circunstancias históricas excepcionales, en las que no profundiza, para crear una novela fácil de leer, donde los acontecimientos se suceden cronológicamente y se cuentan con un lenguaje coloquial basado en la austeridad descriptiva, con la peculiaridad de que los diálogos no se sujetan al estilo narrativo establecido de guiones introductorios, sino que forman parte de la narrativa.

Esta lectora «afirma» que la obra es un alegato contra los ultra-nacionalismos, donde queda patente el empobrecimiento cultural y social de un pueblo sujeto a la censura.

La novela fue llevada al cine por el director italiano Roberto Faena y protagonizada por Marcello Mastroianni. La adaptación casi literal, unida al prestigio y saber hacer de Mastroianni, lograron que la ya conocida obra se catapultara hasta el Olimpo de las inmortales…pero a esta lectora no le parece la gran novela del siglo XX.

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