Sobre la Discriminación Laboral Femenina

 

Que las mujeres estamos discriminadas en el mundo laboral es un hecho cierto que hoy nadie se atreve a poner en duda, al menos en público. Porque en la intimidad algunos empresarios no dudan en exponer sus prejuicios: Los costos laborales de las mujeres son siempre superiores a los de los hombres. Estos supuestos costos laborales se derivan básicamente de la protección legal de la maternidad y de un pretendido “abuso” de situaciones derivadas de nuestra condición femenina.

Efectivamente las mujeres sufrimos discriminación en todas las etapas laborales de nuestra vida:

Cuando empezamos a trabajar como becarias, en cierto tipo de empresas nos limitamos a hacer el papel de “floreros”: Hacer fotocopias, o servir cafés en las reuniones de ejecutivos es lo máximo a lo que podemos aspirar. Somos aprendices y en el mundo de la empresa se empieza desde abajo. Mejor no sacar a relucir diplomas, posgrados o masters, pueden representar una amenaza para nuestro jefe.

No vamos a profundizar en ese tipo de situaciones en las que los “floreros” se convierten en “trofeos”, explotar las situaciones de vulnerabilidad para proponer un contrato a cambio de sexo es una realidad que no se reduce solo al mundo del espectáculo o de los medios audio visuales.

Cuando por fin conseguimos un empleo remunerado, nos vamos a enfrentar con un nuevo obstáculo: La discriminación salarial, aunque trabajemos más y mejor que nuestros compañeros, nuestro salario será menor. Esta es una realidad aceptada con resignación por todas nosotras, a pesar de saber que se está violando un derecho reconocido en el artículo 23.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el cual establece que toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por igual trabajo.

Un artículo breve y bien expresado, que no parece haber calado en el mundo empresarial, porque en España las mujeres cobramos un 14,9% menos que los hombres por hora trabajada y un 23% menos por mes trabajado según el último Informe de la OIT.

A la discriminación en el empleo hay que sumar la discriminación social que sufrimos, derivada de la  desvalorización de los trabajos que realizamos relacionados con los cuidados de las personas. Las mujeres seguimos realizando las tres cuartas partes del trabajo de cuidado en el hogar, trabajo que aún no recibe reconocimiento por su importancia en la sociedad y la economía y que sigue sin ser remunerado.

Se puede decir que la maternidad esta penalizada en el mundo laboral, son muchas las mujeres que se enfrentan a la amenaza del paro al quedar embarazadas, o posteriormente, a la reducción de su jornada laboral para cuidar de los hijos pequeños. Según un estudio que recoge la OIT, el 45% de las mujeres no vuelven a su horario laboral tras tener un hijo.

Añadir que muchas empresas incumplen “La ley de conciliación laboral y familiar” a pesar de que establece que tenemos derecho a unos horarios que permitan compaginar el trabajo con las necesidades familiares y personales, en la práctica el reconocimiento legal no implica su cumplimiento. Tras la crisis de 2008 la conciliación tiene un precio: la reducción salarial, que nos obliga a plantear la posibilidad de dejar de trabajar para cuidar a nuestros hijos.

Actualmente en el horizonte se adivina otra amenaza: El Impacto de la crisis sanitaria en el mundo laboral femenino. Las mujeres vamos a ser uno de los colectivos más castigados por la pandemia provocada por el Covid19. Por un lado sufriremos las mayores consecuencias económicas, porque la pérdida de empleo relacionada con las medidas de distanciamiento social afecta a los sectores donde predomina el empleo femenino, como el sector servicios, la educación o el ámbito cultural. Por el otro va a reducir a la condición de prejubiladas a muchas compañeras con una gran formación y una probada experiencia laboral.

Pero además, el cierre de colegios y centros educativos, va a suponer para las mujeres con niños un sobre esfuerzo en su cuidado y en el apoyo de las tareas escolares… el corona virus amenaza con relegarnos de nuevo a las tareas domesticas y de cuidado de nuestros hijos. 

Somos Mujeres (Elvira Sastre)

Miradnos.
Somos la luz de nuestra propia sombra,
el reflejo de la carne que nos ha acompañado,
la fuerza que impulsa a las olas más minúsculas.

Somos el azar de lo oportuno,
la paz que termina con las guerras ajenas,
dos rodillas arañadas que resisten con valentía.

Miradnos.
Decidimos cambiar la dirección del puño
porque nosotras no nos defendemos:
nosotras luchamos.

Miradnos.
Somos, también, dolor,
somos miedo,
somos un tropiezo fruto de la zancadilla de otro
que pretende marcar un camino que no existe.
Somos, también, una espalda torcida,
una mirada maltratada, una piel obligada,
pero la misma mano que alzamos
abre todas las puertas,
la misma boca con la que negamos
hace que el mundo avance,
y somos las únicas capaces de enseñar
a un pájaro a volar.

Miradnos.
Somos música,
inabarcables, invencibles, incontenibles, inhabitables,
luz en un lugar que aún no es capaz de
abarcarnos, vencernos, contenernos, habitarnos,
porque la belleza siempre cegó los ojos
de aquel que no sabía mirar.

Nuestro animal es una bestia indomable
que dormía tranquila hasta que decidisteis
abrirle los ojos con vuestros palos,
con vuestros insultos, con este desprecio
que, oídnos:
no aceptamos.

Miradnos.
Porque yo lo he visto en nuestros ojos,
lo he visto cuando nos reconocemos humanas
en esta selva que no siempre nos comprende
pero que hemos conquistado.

He visto en nosotras
la armonía de la vida y de la muerte,
la quietud del cielo y del suelo,
la unión del comienzo y del fin,
el fuego de la nieve y la madera,
la libertad del sí y el no,
el valor de quien llega y quien se va,
el don de quien puede y lo consigue.

Miradnos,
y nunca olvidéis que el universo y la luz
salen de nuestras piernas.

Porque un mundo sin mujeres
no es más que un mundo vacío y a oscuras.
Y nosotras
estamos aquí
para despertaros
y encender la mecha.

                                                                         Elvira Sastre

Descubrí a la autora por casualidad, charlando sobre “poetas blogueras”, una compañera recitó uno de sus poemas y quedé impresionada por su manera de expresarse, derrochando sinceridad, vaciando sus emociones en cada verso con esa claridad un poco provocadora e irreverente que le da su juventud.

Elvira es una millennial que no duda en utilizar los blogs y las redes sociales para  desarrollar y publicar sus creaciones, demostrando una vez más que el ciber espacio es el medio de transmisión más rápido para hacer llegar la inspiración poética a cualquier punto del planeta y a mayor número receptores

El paso siguiente fue pasar del poemario virtual a ese conjunto de poesías editadas en forma de libro, oliendo a nuevo, a diferente, a rompedor. Y aquí estoy leyendo “Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo” asintiendo a cada verso como si fuera un articulo de fe, dispuesta a soltarme la melena y bucear en las simas más hondas de mi alma para que salgan a la superficie las palabras que nunca me atreví a pronunciar. (Siento vértigo ante el abismo generacional)

Sobre Elvira Sastre:

Elvira Sastre nace en Segovia en1992 (28 años), desde pequeña es una lectora voraz . A los doce años escribe su primer poema y tres años más tarde abre un blog, «Relocos y Recuerdos». Poco tiempo después, gana el premio de poesía “Emiliano Barral” con el relato corto Saudade.

Unos años más tarde, se instala en Madrid para cursar el grado universitario de Estudios Ingleses. Elvira continúa escribiendo y comienza a participar en eventos poéticos acompañada de cantautores consagrados como Adriana Moragues y Diego Ojeda e importantes poetas como Carlos Salem. Gracias a su talento, llegará con los años a compartir escenario con artistas como Luis García Montero, Raquel Lanseros, o Benjamín Prado.

Poco a poco, se va haciendo un nombre en el circuito cultural madrileño y es entonces cuando la editorial Lapsus Calami se interesa por su obra: juntos publican «Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo», en diciembre del 2013, con prólogo de Benjamín Prado. Unos meses después, en mayo de 2014, la editorial Valparaíso Ediciones, con sede en España y en América Latina, le propone publicar su segundo poemario: «Baluarte», con el que aún se mantiene en los primeros puestos de los libros de poesía más vendidos del país y causa furor en otros países de habla hispana como México, Argentina o Colombia.

La poeta edita con la también ilustradora Adriana Moragues un proyecto artístico-literario llamado «Tú la Acuarela / Yo la Lírica» que casa la poesía de Elvira con las acuarelas de Adriana y del que venden más de mil copias. Un tiempo después, Sastre publica «Ya nadie baila», una antología que reúne poemas de sus dos primeros libros y un puñado de inéditos, con la editorial Valparaíso Ediciones

En 2019 llega una gran oportunidad para la escritora: la concesión del Premio Biblioteca Breve 2019 por su primera novela, «Días sin ti», concedido por un jurado compuesto por Rosa Montero, Agustín Fernández-Mallo, Pere Gimferrer, Lola Larumbe y Elena Ramírez y editada por Seix Barral. Además del Premio Biblioteca Breve, la autora ha recibido los premios «Sombra del Ciprés 2018» y «Premio Joven Solidario DO La Mancha». En 2019 aparece en la Revista Forbes dentro de la lista «Los cien más creativos», compartiendo espacio con grandes talentos del panorama mundial.

Las palabras son un bien. Las palabras son un espejo, una caricia entre los dedos, un pulso que domina el aire y un eco que nos repite lo que puede ser que nunca sea. Las palabras son un intento. Las palabras me hacen sentirme capaz de todo aunque todo sea nada. Y yo las abrazo, a veces con prisa y otras sin fuerzas, porque cuando todo se apaga, ellas son las únicas que pueden dar luz.

Una Habitación Propia (Virginia Woolf)

Autora: Virginia Wolf

Estilo: Ensayo

Editorial: Seix Barral

Idioma original: Ingles

Traductora: Laura Pujol

Cuanto puedo ofreceros es una opinión sobre un punto sin demasiada importacia: Una mujer debe de tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas”

Análisis:

En 1928 le ofrecieron a Virginia dar un conjunto de charlas que giraban sobre el tema “la mujer y la novela”. Al comienzo de su exposición manifiesta su deseo sincero de que tras el discurso le quede a cada una de las participantes “una pepita de verdad pura”. Esa verdad se expone de manera diáfana en este ensayo.

«Una habitación Propia» debe suponer para todas las mujeres mucho más que la necesidad de tener un espacio físico propio, también el reconocimiento  de un espacio intimo donde puedan dar cabida y reconocer sus propios deseos, sus aspiraciones y necesidades, desterrando el servilismo, casi genético que nos pone siempre al servicio de los demás. 

Casi un siglo después suscribo cada una de las reflexiones de Virginia, que van mucho más allá   de la «necesidad de tener dinero para dedicarse a escribir». Aprovecha la coyuntura para  exponer desde una óptica feminista, tanto la explotación y la pobreza de la que son víctimas las mujeres, como la violencia ejercida  sobre las mismas en una sociedad dominada por el patriarcado. Puedo constatar que desgraciadamente las circunstancias expuestas siguen siendo una triste realidad.

Con un estilo coloquial y un lenguaje irónico deja patente su capacidad analítica, logrando una exposición amena a través de un “relato” donde la prosa realista y la metáfora se complementan,  consiguiendo captar el interés de las oyentes y las lectoras.

Desgrana con ironía las situaciones de inferioridad a las que se ven sometidas las mujeres de su tiempo: Desde la imposibilidad de acceder a una biblioteca si no llevaban un acompañante, hasta la necesidad del permiso paterno para trabajar:

Desliza la relación de la religión con el poder y el dinero, que durante la «edad de la fe» fluía de los bolsillos de nobles, reyes y reinas, y más tarde en la «edad de la razón» de los mercaderes y comerciantes, todos intentando comprar un trocito de eternidad. No se olvida mencionar los diezmos con los que el clero exprimía al pueblo, que debía de ser servil y aceptar todos los sufrimientos impuestos desde la pirámide del poder, para así llegar al paraíso.

Muestra su espíritu antibelicista, reconociendo que los hombres han sido manipulados para dejarse matar en nombre de una bandera, aunque paradójicamente admite que fueron los conflictos armados  los que abrieron las puertas de la libertad a las mujeres, durante la primera y la segunda guerra mundial.

Muestra ante sus jóvenes oyentes el lesbianismo como una forma de sexualidad tan valida como la heterosexualidad, reflexionando sobre la posibilidad de que en nuestro cerebro se mezclen por igual emociones y características, tanto masculinas como femeninas, aunque adormecidas por una educación alienante.

Resumen:

Capt.I: Inicia su análisis sobre el tema más importante para ella “la pobreza de las mujeres” desmitificando la maternidad, la presenta como un lastre que ha impedido progresar a las mujeres. Después de haber parido infinidad de hijos, de haberlos criado, de haber administrado el hogar, es improbable que la mayoría de las mujeres pudieran dedicarse a ganar dinero. Y de haberlo hecho las leyes creadas por los hombres les hubieran denegado la posibilidad de administrarlo, porque hasta finales del XIX su dinero era propiedad del marido.

Medita sobre el efecto de la pobreza en la mente y lo desagradable que era sentirse excluido por razón de sexo, una desigualdad que conduce a la falta de educación, a la inseguridad y a la pobreza a las mujeres, mientras a los hombres les abre el camino de la formación, la prosperidad y la seguridad.

Capt.II: Analiza porque un sexo era tan próspero y otro tan pobre. ¿Qué efecto tiene la pobreza en la creación de la novela?

Su gran pregunta es ¿Por qué son pobres las mujeres? Para indignación de Virginia había eruditos que escribían sobre “la inferioridad mental, moral y física de las mujeres”. Todos ellos hablaban desde la dominación, el poder, el dinero y la influencia. Era el dominio del patriarcado. Cuando los eruditos hablaban de la inferioridad de las mujeres, lo que hacían en el fondo era defender su superioridad, para el patriarcado era de enorme importancia estar convencido de que la mitad de la especie humana es inferior a ellos.

Establece una relación entre una situación económica estable y la estabilidad emocional. La independencia económica te abre la mente y te da libertad de pensamiento. Está convencida de que la sociedad evolucionará y que dentro de unos años las mujeres realizaran todas las actividades y esfuerzos que en su época le estaban prohibidos.

Capitulo III: Sobre la violencia contra la mujer: Era un derecho reconocido al hombre, y lo practicaba sin avergonzarse tanto en las clases altas como en las bajas. Si una mujer se negaba a casarse con el hombre escogido por el padres se exponía a que la encerraran y la pegaran sin que nadie se escandalizara. El matrimonio no era una cuestión de afecto sino de avaricia familiar.

En las novelas y obras de teatro se las presentaba como protagonistas fuertes, y con iniciativa pero en la vida real apenas sabían leer y escribir, eran una propiedad más del marido. De vez en cuando aparece alguna reina como Isabel I, o alguna gran dama, pero de la vida de las mujeres corrientes apenas sabemos nada.

¿Cómo iban a escribir grandes obras, si las casaban antes de los 16 años? Si no iban a la escuela y no sabían leer ni escribir (S. XVI). La castidad tenía entonces una importancia religiosa en la vida de una mujer, un residuo de ese sentido de la castidad es lo que dictó la anonimidad de las mujeres hasta muy tardío el siglo XIX, ocultando las escritoras su identidad bajo nombres masculinos: Geirge Eliot, George Sand, Currer Bell.

Escribir es una obra genial, es casi una proeza de una profunda dificultad. Porque hay que trabajar (de la literatura no se come) Los escritores sufren toda clase de desalientos: obligaciones familiares, problemas económicos… Para la mujer escritora estas dificultades se multiplican, tener unas habitación propia era impensable hasta el siglo XIX salvo que los padres fueran mu ricos y complacientes. La mujer estaba sometida a la voluntad del padres, del marido o del hermano.

En el siglo XIX no solo no se alentaba a las mujeres a ser artistas, al contrario se las desairaba, insultaba y sermoneaba. Aquí nos acercamos de nuevo al complejo masculino que ha tenido tanta influencia sobre el movimiento feminista: El deseo del hombre no tanto de que ella sea inferior, sino de él sentirse superior y le coloca a la cabeza de las artes, de la política, de los oficios y de la cultura en general. La historia de la oposición de los hombres a la emancipación de las mujeres es más interesante que el relato de la emancipación misma.

Encontrar en siglos precedentes mujeres en un estado mental adecuado para poder escribir poesía es casi imposible. Basta observar sus casas oscuras y estrechas, la cantidad de hijos que parían, el enorme trabajo domestico que debían realizar. Solo alguna gran dama podía aprovechar su estatus social para escribir algo firmando bajo seudónimo y arriesgándose a las más duras críticas.

¿Puede influir el sexo del novelista en su integridad, que es la columna vertebral del escritor? Pone como ejemplo la novela de Jane Eire de Emily Brontë, donde la historia acaba convirtiéndose en una queja personal, se ve claramente que la cólera empaña la integridad de Bronte como novelista. Recordó que la habían privado de la parte de experiencia que le correspondía, de que la habían oprimido, la habían hecho estancarse en una rectoría cuando ella hubiera querido andar libre por el mundo.

Virginia reflexiona sobre las novelas escritas por mujeres, sus autoras habían alterado sus valores en deferencia a la opinión ajena y se expresaban como escribirían las mujeres, no como lo harían los hombres, porque en el XIX una mujer tenía que ser muy rebelde y muy valiente para desoír las críticas masculinas a sus obras, Solo Austen y Bronte escriben tal como piensan y como sienten. No obstante bajo seudónimos.

La literatura se ha empobrecido al cerrar las puertas a la mujer. ¿Le importa a alguien la creación por parte de una mujer corriente de un estilo de prosa que expresara su manera de pensar cuando se siente excluida y diferente?

Conclusión: Hay que tener quinientas libras en el bolsillo y una habitación con un pestillo en la puerta para poder escribir (Un espacio propio, sin presiones), dinero para viajar, dinero para divertirse porque la libertad intelectual depende de cosas materiales, la poesía depende de la libertad intelectual .Cuando os pido que ganéis dinero y tengáis una habitación propia. Os pido que viváis en presencia de la realidad y que llevéis una vida estimulante. Os sea posible o no comunicarla.

Concluye con una reflexión critica: A finales del XIX y a principios del XX la ignorancia de las mujeres ya no se puede justificar en el hecho de que tienen obligaciones domésticas e hijos que criar. Recuerda que desde 1866 hay en Inglaterra dos colegios universitarios para mujeres, que en el año 1880 la ley autoriza a la mujer a ser propietaria de sus propios bienes y que en ella año 1919 se le concedió el voto. Además  les esta permitido ejercer la mayoría de profesiones. Por lo tanto la excusa de que han faltado oportunidades, preparación, estimulo, tiempo y dinero no sirve ya, es necesario trabajar y prepararse para salir de la oscuridad. termina aconsejando el control de la natalidad «con dos hijos es suficiente.

Sobre Virginia Woolf (Londres, 25 de enero de 1882Sussex, 28 de marzo de 1941):

En ese perfil de musa griega, tantas veces reproducido, ya la expresión de melancolía se impone sobre su belleza, ya en su mirada se adivinaban síntomas de un desequilibrio psicológico. Debido a su enfermedad mental y a su muerte, Virginia aparece como un personaje tragico, siempre triste, aunque la otra cara de su personalidad bipolar era la de una mujer valiente, divertida y feliz.

Fue una “niña victoriana” en una casa de familia numerosa, lo suficientemente tenaz para conseguir que su padre, el ensayista Leslie Stephen, abriera para ella las puertas de su biblioteca, y le diese libre acceso a la cultura griega, la historia universal y la literatura inglesa.

En la adolescencia perdió a su madre y ese duelo, en palabras de Woolf, “nos transformó en seres hipócritas, inmersos en los convencionalismos del dolor». Al poco tiempo, su hermanastro Gerald Duckworth la sometió a “abusivos tanteos exploratorios por debajo del vestido”, experiencia que relataría al cabo de cuatro décadas en el texto autobiográfico “Apuntes del pasado”. Sigue leyendo

Los «Tankas» de 和泉式部, Izumi Shikibu

 

Collage de Mª Jesús Mandianes sobre los "Tankas" de Izumi Shikibu

Despierta por el perfume                     

del ciruelo floreciente…

La oscuridad

de la noche de primavera

me colma de nostalgia

                                    

Por más salvajemente

Que broten las flores de cerezo este año,

Las veré

Con el aroma de los ciruelos

Llenándome el corazón.

El Tanka es un tipo de poesía oriental anterior al Haiku en Japón. Era una clase de poesía colectiva en la que un poeta comenzaba con un verso, dos o tres, y otro lo terminaba con los dos últimos. Es un poema escrito en dos estrofas seguidas sin interrupción, con silabización 5-7-5-7-7 ósea, un total de 31 Onjis (sílabas japonesas).

Era el estilo poético usado por Izumi, poetisa japonesa que vivió a mediados de la era Heian. Fue una de los 36 poetas inmortales de la Edad Media y  una de las 36  poetisas  cortesanas de la época. Solo se conocen detalles intrascendentes de su vida, ni siquiera su nombre real (Izumi deriva del hecho de que su esposo, Tachibana, era gobernador de la provincia de Izumi).

Era la hija de Ōe no Masamune (大江 雅致) y su esposa, la hija del gobernador de Ecchu, Taira no Yasuhira (平 保). Cuando tenía aproximadamente 20 años se casó con Tachibana no Michisada (橘 道,),  hombre unos 17 años mayor que ella. Poco después, dio a luz a una hija, Koshikibu no Naishi, que se convertiría en una gran poeta. En el 999, Michisada fue nombrado gobernador de Izumi, y Shikibu lo acompañó a las provincias. Pero insatisfecha regresó a la capital y comenzó una relación con el príncipe Tametaka (為 敬 in) alrededor de 1001. Lo que supuso su ruptura con Michisada, como resultado, sus padres la desheredaron.

Divorciada y deshonrada por su familia, Izumi, escribe cientos de poemas. A la muerte de su amante, su hermano, el Príncipe Atsumichi e Izumi, inician una correspondencia poética-amorosa memorable, parte de la cual constituye los famosos «Diarios de la poetisa». El Príncipe muere en una epidemia en 1007 e Izumi escribe para él 240 poemas de duelo por su amor.  A los 36 años, se casó por segunda vez y partió con su marido a un puesto en las provincias, no regresando jamás a la corte imperial. Se supone que murió a los 60 años de edad.

La Corte del siglo XI en Kyoto, presidida por la Emperatriz  Akiko, constituyó el siglo de oro de la poesía japonesa femenina, ya que tanto Murasaki Shikibu (que no era pariente de Izumi), la inventora de la novela, con su «Cuento del Genji» y Sei Shonagon, la autora del «Libro de la Almohada», formaban parte de ese grupo, así como Ise no Tayu, y Akazome Emon, todas ellas Damas de la Corte en Espera.  Todas estas mujeres escribían en japonés, en una época en la que el idioma poético ‘oficial’ o culto era el chino, la poesía japonesa es una derivación de la riquísima tradición poética china.

Solo añadir que la Ópera Nacional de París y el Gran Teatro de Ginebra encargaron conjuntamente una ópera basada en sus poemas.  Se titula » Da Gelo a Gelo « de Salvatore Sciarrino, cantada en italiano, la obra se basa en 65 poemas de Izumi Shikibu Nikki y muestra su pasión por el Príncipe Atsumichi.  Fue presentada a principios de 2008 en el Gran Teatro de Ginebra con la Orquesta de Cámara de Ginebra.

Cuando llega el invierno

Que congela las aguas,

Las cañas flotantes parecen enraizarce,

Como si la quietud

Fuese su propio deseo.


Desde una oscuridad

hacia otra oscuridad

pronto deberé ir.

¡Ilumina el largo camino que me espera,

luna del borde de la montaña!

                                                                                                          

                                                                                                             

                                                                                                                                                  

 

Alkansa

Collage de Mª Jesús Mandianes sobre una poesía de Al-khansa

                                          El tiempo me ha roído, mordido y cortado.

El tiempo me ha dañado, me ha herido,

y ha destruido a mis hombres que han muerto juntos.

Derrotamos a quienes pensaban

que nunca serían derrotados.

Y aquel que piensa que no se verá perjudicado

piensa en lo imposible.

Evitamos acciones deshonrosas y honramos a nuestros huéspedes.

Y guardamos los elogios (de personas).

Llevamos las armas en la guerra

Y la seda, la lana y el algodón durante la paz“.

                                                                                              Al-khansa

El día internacional de la mujer, con su lucha decisiva por la igualdad, solo ha logrado un tímido eco en los países árabes, donde la reivindicación de sus derechos ha tenido poco éxito y se ha traducido en algunas concesiones de carácter simbólico, otorgadas desde «un paternalismo» anacrónico, que las convierte en unas menores de edad perpetuas, siempre bajo la tutela de algún hombre.

El ámbito de la literatura no ha sido una excepción. Las mujeres en el mundo árabe han sido rechazadas sistemáticamente y han estado olvidadas durante cientos de años, simplemente porque sus escritos y perspectivas eran diferentes a las masculinas, que marcaban unas barreras infranqueables para el género femenino.

Solo recientemente las mujeres árabes han sido reconocidas en el campo de la creación literaria. Ahora se les está dando la justa consideración “por su riqueza, habilidad y variedad en la composición literaria a lo largo de su historia”

En este contexto descubro a Al-Khansa. La poeta del siglo VII, ha sido reconocida por su extraordinaria elocuencia y su atrevida osadía. Su elegía “Lamento por sus hermanos” se considera una de las composiciones literarias más importantes de la lengua árabe. Su antología poética se conserva gracias a que los eruditos islámicos la utilizaban para estudiar el Corán.

Nace a finales del siglo VI y vive hasta la mitad del siglo VII. Su lugar de nacimiento es la región de Nechd, situada en la península Arábiga. Fue contemporánea de Mahoma, el profeta del Islam, lo conoce en el año 629, cuando su tribu se traslada a Medina y se une al incipiente islamismo, participando de manera activa en la expansión por el mundo de la fe musulmana. La vida en Arabia en el siglo VII se caracterizaba por las guerras constantes entre las distintas tribus de la península, tanto sus hermanos como su padre murieron en estas guerras.

Al-Khansa lloró la muerte de sus dos hermanos a los que dedicó las poesías que la hicieron famosa. Escribió sus versos en árabe, ayudada por su hija Amra. Los temas que aparecen en su literatura son elegías a la muerte de su padre y de sus hermanos, cumpliendo con el papel de las poetisas de la época: Escribir versos para los muertos en las batallas y recitarlos ante la tribu.

Su tragedia personal se multiplicó cuando cuatro de sus siete hijos murieron en la batalla de Qadasiya, una de las primeras contiendas de la historia del Islam. Cuando le dieron la noticia de su muerte, dijo: “Alabado sea Allah quien me honró con su martirio. Tengo la esperanza de que mi Señor me permita reunirme con ellos en la morada de su misericordia”

Sus poemas transmiten una profunda tristeza derivada de la pérdida de sus seres queridos en la guerra. Mahoma impactado por el sufrimiento que reflejaban la hizo llamar y le rogó que dejará de llorar, ella le contestó que nunca dejaría de lamentarse por la muerte de sus hermanos e hijos.

La poesía de Al-Khansa no es solo un lamento por la ausencia material de los seres queridos. Introduce el concepto tan arraigado en el islamismo de “la muerte digna de alabanza”, aquella que se produce en el campo de batalla defendiendo los ideales religiosos, patrióticos y el honor.

 

8 de marzo

Collage de Mª Jesús Mandianes   sobre un poema de Juana Ines de la CruzHombres necios que acusaís

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpaís.

a

¿Cual mayor culpa ha tenido

en una pasión errada

la que cae derrogada

o el que ruega de caido?

a

¿O cual no más de culpar,

aunque cualquiera mal haga:

la que peca por la paga

o el que paga por pecar?

Hoy es el día en que salimos a la calle para reivindicar la igualdad, aunque no estaremos todas. Faltaran las más explotadas, esas que son las primeras en levantarse y las últimas en acostarse. Las que se multiplican todos los días del año para que sus hijas y sus nietas puedan realizarse y vivir.

Tampoco estarán las que se han convertido en objeto de consumo, las de usar y tirar, las que tienen que hacer caja cada noche si no quieren ser  castigadas por un chulo.

Perdidas en el tiempo quedan otras, las que en el pasado más machista no se resignaron a “no ser nadie”, atreviéndose a denunciar a pesar de la Inquisición y los castigos.

Hoy es el día para recordarlas a todas, incluyendo las que a lo largo del tiempo, se revelaron contra la miseria, la mediocridad y las claudicaciones diarias, allanando el camino de las nuevas generaciones.

Mª Jesús Mandianes