El Censor, vigía de la libertad de expresión

  • Estilo: Antología (36 discursos del periódico «El Censor»)
  • Editorial: Crítica, clásicos y modernos
  • Edición: Francisco Uzcanga

«El Censor» fue una revista periódica que nació con la voluntad de ejercer una crítica incisiva sobre los grupos de poder y los ideólogos que impedían la modernización del país; fue el principio del periodismo moderno que bajo el signo de la Ilustración pretendía «desengañar España»

Introducción:

Hablar de “prensa” en España antes del siglo XVIII supone reducir el concepto de «publicación» al relato de anuncios, avisos, hechos puntuales importantes o ediciones de carácter popular como los almanaques y pronósticos. Estos eran libritos adornados con imágenes, que se distribuían por los pueblos y ciudades, ofrecían los más variados contenidos: además de pronóstico del año incluían datos sobre los cambios de la luna, pensamientos, pautas de conducta, los más famosos fueron los de Torres Villarroel.

Es a partir de la ilustración (siglo XVIII) cuando nace un nuevo género literario: el periodismo, era el vehículo perfecto para difundir las nuevas ideas ilustradas y todo tipo de noticias: literarias, sociales o políticas. El periodista era un auténtico oráculo capaz de influir en la opinión pública y transformar la sociedad a través del lector, pieza fundamental de este triangulo; el lector debía ser receptivo y captar el sentido de los mensajes que publicaba el redactor “diciendo la verdad mintiendo” para así esquivar a la férrea censura, que no dudaba en secuestrar todos los números de un periódico crítico o directamente cerrarlo.

Con respecto al lector hay que puntualizar que en esta época el 80 % de la población era analfabeta, así pues, los lectores de «papeles periódicos» eran una minoría ilustrada compuesta por nobles y clérigos, miembros de la burocracia real, oficiales del Ejército y algunos sectores de la clase media como médicos, abogados, profesores y comerciantes.

En el nuevo periodismo destacó por su audacia y espíritu crítico “El Censor”, fue considerado como portavoz del movimiento ilustrado. En 1781 se publicó el primer número cuyo objetivo era “propagar el buen gusto” y la “corrección de costumbres” regenerando la sociedad española. Se público desde 1781 a 1787, sus editores fueron Luis Cañuelo y Luis Pereira. Añadir que su tirada nunca excedió los 500 ejemplares.

El periódico se apartó de las publicaciones periódicas de la época que se dedicaban sobre todo a la información y a la divulgación literaria, para seguir la corriente de The Spectator (crítica social y de costumbre). Tenía diferentes secciones:

  • Cartas al director (la mayoría eran ficticias y hoy se entienden como ensayos)
  • Confabulaciones utópicas.
  • Coloquios inventados.

Es fácil imaginar el impacto que supondría para la sociedad de la época que los editores se atrevieran a criticar los principios morales, religiosos y políticos hasta entonces inamovibles.  Y toda una audacia denunciar los errores políticos y los abusos en nombre de la religión. Nadie se libraba de su pluma incisiva, alternaba la crítica social y de costumbre con la crítica de las instituciones.

Criticaban la vanidad y la frivolidad de las clases más destacadas de la sociedad española, el aspecto ridículo de algunos personajes de la Corte, la imitación de las modas y costumbres extranjeras. Para los autores el origen de estos defectos sociales se encontraba en el carácter retrogrado y el inmovilismo de la cultura española.

Cuestionaban el sistema educativo, por anticuado, las instituciones por inoperantes y la ociosidad de los nobles por inútiles. En cuanto a la Iglesia, una de las cuestiones más polémicas tratadas por el periódico eran sus intentos de obstaculizar el trabajo del poder legislativo o entrometerse en asuntos de competencia civil, como ha hecho a lo largo de la historia e incluso en el siglo XXI: oponiéndose a los matrimonios homosexuales o intentando boicotear la ley del aborto, estos son solo dos ejemplos. Por descontado, el buen “censor” ignoraba los múltiples casos de pederastia que se denuncian en la actualidad.

La agresividad política de el Censor durante la década de 1780, hizo que fuese prohibido en varias ocasiones. Esta situación se agravó durante el reinado de Carlos IV. Los gobernantes, atemorizados por los sucesos revolucionarios ocurridos en Francia, impusieron una férrea censura. Floridablanca toma medidas drásticas para que las ideas revolucionarias no «pasaran la frontera», con la prohibición de publicar cualquier noticia relativa a los acontecimientos franceses. La censura no solo afectó a la prensa, también a la educación y a los libros.

Cuesta creer que a finales del XVIII (1791), se prohibieran todos los periódicos, salvo la Gaceta, el Mercurio y el Diario de Madrid. La prohibición fue un duro golpe contra todas las publicaciones periódicas y la Ilustración. Supuso un atentado contra la libertad de expresión y la imposición de una autentica “ley mordaza” para la prensa española, que llevó a la desaparición de la mayoría de los periódicos incluido El Censor.

Discurso VI: Carta de una dama (análisis personalísimo)

El Censor, como muchas de las publicaciones de la época, desde su superioridad intelectual “Ilustrada”, ridiculiza la figura femenina, mostrando a una “anciana de 40 años”, con presuntas tendencias ninfómanas, que se queja de la conducta de los varones con ella y su “belleza maltrecha”, como evidentemente “chochea”, pretende rivalizar con las adolescentes y le suplica al todopoderoso periodista que sea su defensor frente a todos esos muchachos que ponen en entredicho y menosprecian sus encantos.

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El periodista, se reviste de insigne pedagogo para dar una lección de humildad a la señora ,que si se hubiera dedicado a criar a sus hijos, a desempeñar las principales obligaciones de su sexo, y a leer lecturas convenientes para ofrecer una charla amena al varón no sería objeto de burla del selecto ambiente donde se mueve.

Está claro que los innovadores ilustrados mantenían las mismas críticas en torno a la conducta de la mujer que en épocas anteriores; mientras los hombres quedaban al margen de cualquier cuestionamiento. Ellos podían, y pueden, comportarse como “eternos adolescentes”, siempre encontraran una justificación benévola para sus excesos, pero ¡Ay de la mujer que se atreva a saltar las normas establecidas!

El Censor deja claro que la Ilustración establece un modelo de feminidad que se sigue basando en la maternidad y la familia. La mujer ilustrada no debe de ser frívola ni derrochadora, sino buena administradora de la economía familiar. No deberá seguir las modas perversas, ni exhibirse en público, ni mucho menos admitir cortejadores.

Las virtudes que debían adornar a una dama ilustrada seguían siendo: en primer lugar, la castidad seguida de la sumisión, la obediencia y la modestia. La ilustrada recibiría una “cierta educación” que la prepararía para cumplir sus obligaciones, pero siempre dirigida  a moldear el carácter. Su inteligencia y su espíritu crítico era mejor que siguieran hibernando.

Discurso XXXV: Reflexiones sobre la educación de los hijos

El Censor critica la excesiva severidad con que se reprimía a los hijos por cualquier causa, reflexionando sobre la necesidad de evitar los castigos corporales y las humillaciones. Tema en el que incidía de manera muy acertada el padre Feijoo, refiriéndose no solo a los padres sino a algunos maestros, a los que recuerda con amargura Villarroel en su autobiografía y contra los cuales prevenía el mismo Jovellanos.

Cañuelo censura esa severidad excesiva y los castigos corporales por improcedentes “acaban apagando el afecto y alejando a los hijos de los padres”. Intenta hacer comprender que el camino principal que los padres han de seguir en la educación de sus hijos es lograr su amistad sincera: «Un Padre debe hacerse igualmente amar y respetar de sus hijos”

Añade que otro motivo común de la severidad de los padres y los maestros se producen por “la falta de aplicación de los niños”, dice que, si los maestros tuvieran más maña y paciencia desterrarían para siempre la palmeta y la disciplina, que solo sirven para hacer odiar el estudio. Efectivamente, el refrán de “la letra con sangre entra” es una abominación que cierra la mente al niño y lo llena de inseguridades en su vida adulta. 

“La edad de la razón debe de saber establecer el equilibrio entre la autoridad del Padre y el respeto del hijo. En resumen, hay que tratar a los hijos con cariño, sentido común y confianza, dándoles la libertad adecuada, poniéndose en su lugar, comprendiendo que «un hijo, en llegando a cierta edad, es hombre del todo semejante a su Padre”.

El Censor añade que la más irracional de las severidades es tratar de impedir que los niños corran, jueguen y salten, castigarlos por eso es la mayor injusticia del mundo. El juego ayuda a perfeccionar sus facultades intelectuales y a dar fuerza y vigor a sus nervios. Aquí me reconcilio con el censor y alabo el buen sentido y la modernidad de su discurso.

Discurso XLVI: Que la superstición está entre nosotros más extendida que la impiedad

Se publicó en diciembre de 1781, con el informe favorable de los censores correspondientes. El autor ya supone que «las piedras van a levantarse contra mí.  Voy a ser tenido de la parte más temible de la nación, por un factor encubierto de impiedad«.  Acertó en todo, porque el discurso fue prohibido por el Consejo de Castilla después de su publicación y supuso la primera suspensión del periódico.

Se consideraba herejía todo lo que no era admitir ciegamente las doctrinas oficiales más absurdas, los sermones contra el siglo ilustrado, contra los ateos, contra los filósofos y la incredulidad dominaban los pulpitos, pero jamás se dijo una sola palabra contra la superstición. Un vicio que destruye las bases de la auténtica religiosidad.

Denuncia que las supersticiones más absurdas estaban instaladas en el seno de la iglesia: peregrinaciones, clavos del martirio de una santa, sangre coagulada, brazos incorruptos que devolverán la salud, todo ello no es más que una forma de idolatría mezclada con devoción. Afirma que solo se debe culto a Dios y pone en entredicho la multiplicación de imágenes de santos en los altares acompañados de leyendas truculentas que ocultan un desequilibrio masoquista (…qué es sino torturarse para vencer las tentaciones de la carne)

Declara que los que fabrican profecías y esparcen reliquias piensan que hacen un gran favor a la sociedad cuando lo único que logran es hundirla en el oscurantismo, mientras los príncipes de la iglesia guardan un beatífico silencio. Sin duda fue el estilo directo y convincente, la claridad del mensaje y la agilidad de la prosa la que alarmó a la censura, temerosa de que la autoridad de la que depende, o sea la iglesia, perdiera el gran negocio que supone la explotación de las infinitas supersticiones con las que vaciar los bolsillos de los feligreses crédulos.

SOBRE EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN:

Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

El derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios, (como acabamos de ver en el post: cerraron la prensa y las fronteras para impedir que llegaran las ideas de la revolución francesa), como por personas individuales, dictadores, que quieren imponer su ideología o valores personales, callando los otros.

La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra.

Cadalso, ciudadano universal. Cartas marruecas

  • Autor: José de Cadalso
  • Estilo: Epistolar (ensayo)
  • Edición: Russell P. Sebold
  • Editorial: Cátedra

“¿Qué no se puede esperar con el tiempo de unos niños que en tan tiernos años manifiestan una alegría inocente, un estudio voluntario, una inclinación a todo lo bueno, y un respeto filial a sus padres?»

Que un ser humano con el nivel intelectual de Cadalso, se defina como “hombre de bien” y “ciudadano universal” es una invitación a leer detenidamente su discurso y, al menos en mi caso, acabar diciendo que lo comparto en «casi» todos sus puntos. El cosmopolitismo no es incompatible con el patriotismo, se puede amar a la patria y criticar imparcialmente a la nación realizando una crítica constructiva.

Uno puede considerar que es puramente accidental haber nacido en cualquier parte del globo sin que le llamen “subversivo” (introducción y carta III). Estoy segura de que si Cadalso hubiera vivido en el siglo XX se atrevería a imaginar un mundo sin barreras ni fronteras, tal vez fuese un seguidor incondicional de John Lennon.

Retomo su discurso convencida de que tendría que ser una lectura obligada para todos los aprendices de políticos y para los ciudadanos en general: “el patriotismo mal entendido en lugar de ser una virtud, viene siendo un defecto ridículo y muchas veces perjudicial para la patria” (carta XXI). El análisis crítico del concepto de nacionalismo, realizado por un ilustrado en el siglo XVIII, se le podía aplicar a esos “patriotas” que hace unos meses se tiraban a la calle peleándose por ver quien la tenía más grande (me refiero a la bandera).

Al hilo de ese “patrioterismo” exacerbado se podría aplicar la carta XLIV de Nuño (Cadalso) a Gazel. Donde vuelve a incidir en que el “amor a la patria” es tan ciego como cualquier otro amor y «si el entendimiento no lo dirige, puede muy bien aplaudir lo malo, desechar lo bueno, venerar lo ridículo y despreciar lo respetable». Seguidamente habla de la progresiva decadencia de España desde los últimos Austrias hasta los Borbones, poco a poco el país se desmoronó por la dejadez de sus gobernantes: La agricultura estaba arruinada, las fábricas destruidas, le comercio pasivo, las ciencias tediosas y el pueblo sin reaccionar, durmiendo una eterna siesta mientras soñaba con glorias pasadas.

¿Y a todo esto que hacia la nobleza? Lo explica claramente en la carta LXXXV: «Se levantan tarde, toman chocolate caliente, oyen misa, dan cuatro paseos, van a la tertulia, rezan el rosario y se meten en la cama«. Como en los siglos pasados, en el XVIII el trabajo era incompatible con la condición de aristócrata. Los nobles no producían, recibían solo beneficios y, además, tenían el privilegio de no pagar impuestos. El resultado era una clase social ociosa, inútil e inculta que vivía anclada en el inmovilismo.

Pienso que, desgraciadamente, a pesar de los siglos pasados no han cambiado tanto las cosas, los impuestos caen fundamentalmente sobre la clase media, mientras que la alta burguesía, la “realeza”, y los inversores, se libran de la presión fiscal a través de esa creación del nuevo capitalismo llamada “ingeniería financiera”, así los que presumen de amar mucho a España tienen su dinero a buen recaudo en algún paraíso fiscal con la más absoluta impunidad.

La carta IX tiene una especial importancia porque hace referencia a la “leyenda negra” que en Europa se difundió con respecto a los desmanes de los españoles en la conquista de América. Se centra sobre todo en la actuación de Hernán Cortés, cuyo proceder en la conquista del Imperio Mexica pretende justificar a través de una serie de argumentos, como que actuaba bajo ordenes superiores o el tan manido de evangelizar a los nativos y acabar con las idolatrías que incluían sacrificios humanos.

Todos sus razonamientos son discutibles, pero lo más destacado del discurso es que pone en evidencia la hipocresía de las distintas naciones europeas, que eran tan colonialistas como España, repitieron los mismos desmanes y practicaban con la misma impunidad el esclavismo, sobre el cual se consolidaron las grandes fortunas de toda Europa:

los pueblos que tanto vocean la crueldad de los españoles en América son precisamente los mismos que van a las costas de África a comprar animales racionales de ambos sexos a sus padres, hermanos, amigos, guerreros victoriosos, sin más derecho que ser los compradores blancos y los comprados negros; los embarcan como brutos; los llevan millares de leguas desnudos, hambrientos y sedientos; los desembarcan en América; los venden en público mercado como jumentos, a más precio los mozos sanos y robustos, y a mucho más las infelices mujeres que se hallan con otro fruto de miseria dentro de sí mismas; toman el dinero; se lo llevan a sus humanísimos países, y con el producto de esta venta imprimen libros llenos de elegantes inventivas, retóricos insultos y elocuentes injurias contra Hernán Cortés

Mi admiración por Cadalso crece al leer en la carta LXXII como crítica sin piedad las bárbaras costumbres hispánicas, entre ellas “las corridas de toros” ¿se puede calificar de “arte” torturar a un animal hasta matarlo de la manera más salvaje? Los países civilizados consideran que el maltrato gratuito hacia los animales no es admisible, y se considera un delito. Pero esta salvajada no es única, somos un pueblo que se divierte maltratando a los animales: el toro de la Vega, el salto de la cabra, el toro de fuego… son algunas ¿tradiciones? que unos cuantos antipatriotas consideramos vergonzosas, el discurso de este intelectual confirma que no estamos equivocados.

Prosigo el descubrimiento de “mi alma gemela” y llego a la carta LXXV e la que una viuda de 24 años acaba de enterrar a su sexto marido, no puedo dejar de sonreír al ir leyendo todas las desventuras que llevaron a la tumba a los esposos de “la viudita nacional”. Pero llegó a la reflexión final, tan parecida al “Si de las niñas”: “Nada de esto hubiera pasado si me hubiera casado una vez por mi gusto y no por el de mis padres” … y leo como el sabio Ben-Beley acaba reflexionando como no hay diferencia alguna en ser esclava del padre o esclava del marido. Realmente esta era la disyuntiva a la que se enfrentaban las mujeres de épocas no tan lejanas.

La carta LXXVI, insiste en analizar la feminidad desde la óptica de su tiempo (a mí modo de ver, muy poco acertada e incluso ofensiva) parece ser que “la coqueta” se lo pasaba muy bien engañando a cualquier hombre que se le pusiera a tiro, porque su único objetivo en la vida era “gustar”, por eso gastaba el tiempo en su cuidado personal, en ropa, cosméticos y demás frivolidades.

Las únicas preocupaciones de ellas serían ir al teatro, exhibirse en carroza por el Paseo del Prado acompañada por su chichisveo de turno, y poco más. No necesitaban instrucción porque los hombres preferían a las mujeres bellas y tontas; por consiguiente, son ellos los responsables de la pobreza intelectual de las mujeres

Se entiende, claro está, que Cadalso se refería a las aristócratas y a las mujeres de la alta burguesía (la minoría); porque el resto tenían bastante con sobrevivir a los numerosos partos, criar a los hijos, ver como morían por desnutrición y falta de cuidados médicos, aguantar a maridos borrachos, y remendar mil veces su único vestido y sus únicos zapatos.

Conclusión:

Cartas marruecas es una reflexión clarividente del “Problema de España”, que se podría considerar una continuación del análisis hecho por Feijoo. Posteriormente Larra incidiría en el tema, que continuaría con los regeneracionistas y más tarde con la generación del 98.

A través de las cartas, Cadalso describe la realidad social, cultural, política, y económica, del país. Crítica a toda la sociedad, al pueblo, los mercaderes, aristócratas inútiles, el clero y los problemas de la época como la falta de educación, la necesidad de aparentar o las ridículas modas.

El origen de la decadencia está en los tres defectos de los españoles: el orgullo, la pereza y la apatía que impiden el progreso. Cadalso, como buen ilustrado tenía un profundo sentido europeísta y la mente abierta para asimilar todas las innovaciones que estaban cambiando el mundo y eran imprescindibles para que España entrara en “la modernidad”

Sobre José de Cadalso:

(Cádiz, 1741 – Gibraltar, 1782) Estudió en el colegio de los jesuitas en Cádiz y aprendió inglés, francés, alemán e italiano en sus frecuentes viajes por Europa. Fue, con Jovellanos, una de las figuras literarias más importantes del siglo XVIII. Se orientó hacia la carrera militar, llegando a obtener el grado de coronel. Siguiendo sus diversos destinos, residió en varias ciudades españolas, sobre todo en Madrid, donde entró en contacto con los círculos literarios del momento.

Inició su producción literaria con una serie de dramas de corte neoclásico, como Sancho García (1771), algunos de los cuales fueron prohibidos por la censura. A continuación compuso una sátira contra la pedantería de ciertas clases sociales, Los eruditos a la violeta (1772), con la que obtuvo su primer éxito literario.

Siguiendo en la misma actitud crítica, próxima al espíritu de la Ilustración, José Cadalso escribió su obra más famosa, las Cartas marruecas (1789), inspirada en las Cartas persas de Montesquieu. En ellas, la España de su época es presentada en sus contradicciones y ambigüedades a través de la mirada exterior de un viajero de origen marroquí.

Tiene una historia romántica con la actriz María Ignacia Ibáñez, que muere repentinamente, ese hecho generó una profunda crisis en su ánimo. Tanto es así que se cree que hay un trasfondo biográfico del tema en Noches lúgubres. donde el protagonista, roto de dolor por la muerte de la amada, se dispone a desenterrar su cadáver con el consiguiente horror de los que le rodean. Cadalso murió en el sitio de Gibraltar en 1782 sin descendencia y con la mayoría de su obra inédita.  


El teatro crítico universal

feijoo

Autor: Benito Jerónimo Feijoo, (1676, Orense – 1764, Oviedo)

Estilo: ensayo

Movimiento literario: ilustración

Idioma: español

La primera reacción al enfrentar la obra de Feijoo es de sorpresa, ya que la decisión de ponerse a leer los textos de un clérigo lleva implícita un número ilimitado de prejuicios. Se espera encontrar una lectura monótona, de contenido reaccionario y destilando moralinas y amenazas en cada página.

Sin embargo, ninguno de estos postulados se da en su enorme trabajo, su lectura es sugestiva y se podría decir que algunos de sus ensayos encierran un contenido muy actual. Su tono es tolerante, dispuesto a escuchar a quienes no piensan como él.  Sabe respetar todas las opiniones y huye de comentarios ofensivos o de actitudes agresivas. Creo que su discurso debería de ser recuperado en todos los niveles de la enseñanza como una lección de tolerancia para las nuevas generaciones.

Introducción:

Feijoo era un ilustrado, pero no se sometía a la rigidez de las tres normas del estilo neoclásico (tiempo, lugar, acción) lo que da a su trabajo un tono ameno, donde se puede adivinar un cierto sentido del humor, que por otra parte es un elemento fundamental en la pedagogía. Su estilo directo y sencillo está lejos de las disertaciones pedantes de sus colegas, con lo que logra una enorme complicidad con el lector.

Se define a sí mismo como un ciudadano libre de la republica de las letras, este es un concepto muy ceñido al pensamiento ilustrado, que hace referencia a todos los intelectuales de la época que decidieron estar en comunicación entre ellos a través de cartas manuscritas, exponiendo sus puntos de vista, teorías, y reflexiones filosóficas.

Desde mi punto de vista, define el carácter de un hombre de su tiempo sabedor de que solo a través de la interrelación social es posible no solo el progreso, sino el enriquecimiento personal. Sabe abrir todas las ventanas de su retiro conventual para recibir las nuevas ideas que circulan por toda Europa y también para dar a conocer sus reflexiones como desengañador de las Españas.

Pretendía “desengañar España” liberándola de supersticiones y fanatismos, como siempre, los miembros más reaccionarios de la patria, se rasgaron las vestiduras y atacaron sin piedad a los ilustrados, entre los cuales se encontraba él. Lo consideraron el enemigo a vencer, a pesar de que no se consideraba enemigo de nadie.

Convencido de que las ideas de la Ilustración, lejos de ser un peligro, ayudarían a modernizar un país sumido en un atraso secular, critica abiertamente a los que pretenden que en España no entre ninguna novedad y establecen que cualquier filosofía, avance o forma de libertad presenta un peligro para la religión (Carta nº16: Causas del atraso que se padece en España)

Con respecto a la religión quería devolver a la iglesia el auténtico sentido de la fe, alejándola de una serie de ritos que se acercaban mucho a la superchería. Está convencido de que la ilustración lejos de entorpecer la virtud puede fortalecer las creencias auténticas.

No se puede olvidar la gran importancia que tuvo Feijoo en la reforma de la Universidad. Desaprueba los aspectos más negativos de la educación de la época. Expone la necesidad de introducir un nuevo método de estudio imponiendo a los catedráticos la obligación de que no impartiesen tanta teoría y realizasen más trabajo científico.

Expuso claramente el concepto clasista de la universidad a donde concurrían estudiantes que no tenían aptitudes para la enseñanza superior, diciendo que harían mejor dedicándose a la agricultura o a la industria. Por último, aboga por la introducción en la universidad de estudios que no se impartían, como la física y la astronomía.

De todo ello deduzco que Feijoo se planteaba la modernización de la educación como una parte de la solución al problema de España. Añadir que, adelantándose a su tiempo, no solo hablaba de la necesidad de educar a los hombres, también establecía abiertamente la obligación de educar a las mujeres. Defendía nuestra capacidad intelectual como igual o superior a la del género masculino, redimiéndonos de la culpa del «pecado original» que nos convertía en responsables de la expulsión del paraíso.

Mª Jesús Mandianes

El teatro crítico universal (análisis de alguno de sus ensayos)

Su obra más importante fue, sin duda, “El teatro crítico universal” (1726 – 1740) que consta de nueve volúmenes de una gran repercusión, tanto es así que se hicieron varias reediciones, hasta superar los 500000 mil ejemplares, llegando a ser traducida a varios idiomas.

Es una obra de tipo misceláneo con un carácter divulgador no científico. Se dirige al gran público, consiguiendo captar su interés gracias al gran sentido de la agilidad comunicativa: “Discursos varios en todo género de materias para desengaños de errores comunes”

De la lectura de sus ensayos el primero que captó mi atención fue “en defensa de las mujeres”

Tomo primero. Discurso XVI

(…) defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofender a casi todos los hombres (…) A tanto se ha extendido la opinión común en vilipendio de las mujeres, que apenas admite en ellas cosa buena.  En lo moral las llena de defectos, y en lo físico de imperfecciones. Pero donde más fuerza hace, es en la limitación de sus entendimientos.

En este ensayo trata sobre la igualdad de la mujer en tres aspectos: moral, físico e intelectual. Aunque se ve que está influido por los estereotipos femeninos de la época, que atribuían a las mujeres las virtudes de la docilidad, sencillez y vergüenza, fundamentales en las “mujeres decentes” del siglo XVIII y el XIX.

Lo más importante del ensayo es la “discusión sobre el intelecto femenino”, afortunadamente Feijoo rechaza la inferioridad intelectual de la mujer, que se daba por sentada y demostrada desde los albores de la humanidad.

Dice con toda claridad que la mujer no tiene menos capacidad intelectual que el hombre sino menos posibilidades de acceder a la educación. Rechaza que la desigualdad intelectual provenga de alguna diferencia psicofisiológica, no admite que exista la menor prueba de tal diferencia.

La igualdad en la educación ha sido una lucha en la que se implicaron mujeres de diferentes épocas y clases sociales, como Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal o Clara Campoamor enfrentándose siempre a un muro de incomprensión. Por lo que un clérigo de la época ilustrada fuera capaz de ver con tal clarividencia esa realidad lo convierte en un valor a tener en cuenta y demuestra su amplitud de miras como auténtico  “ilustrado”.

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Causa del amor y remedios del amor: Tomo siete, discurso XV

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A Lagoa de Antela, lembranza

Desde Ginzo de Limia a Villar de Barrio, es poco camino, pero, si se quiere, puede durar un día. Abajo se ve la laguna Antela, que ahora andan para desecar; esta fue la obsesión de los economistas del siglo XVIII, y ahora parece que le llegó la vez. Espesuras de juncos y espadañas ocultan parte de ella en el verano. En el invierno, la habitan aves acuáticas que vienen hasta del más lejano Norte, incluso el cisne boreal, que anidaba en el templo del Apolo Hiperbóreo» e incluso vio volar una garza real y un poco más allá, donde está el abandonado convento franciscano de Trandeiras, uno de sus frailes dio noticia de los temibles cínifes que pululaban por la laguna, amenazando con su zumbido, y que no son otros que los ejércitos encantados del Rey Arturo.” Vicente Risco: (Libro de las horas) Orense, 1961.

La laguna de Antela fue uno de los humedales más grandes de la Península ibérica. Estaba situada en la Comarca da Limia (Ourense). Tocaba los municipios de Xinzo, Sandiás, Vilar de Barrio, y Xunqueira de Ambía. Tenía 7 km. de largo, 6 de ancho y una profundidad media 0,60 metros, aunque en algunas pozas llegaba incluso a los 3 metros. Tenía la belleza de un lago y aparecía subdivida en lagunas, charcos y juncares. Su valor ecológico era enorme ya que estaba habitada por patos y otras aves acuáticas, ranas y sanguijuelas, contaba además con una variada vegetación acuática.

En Antela existía una gran variedad de hábitats acuáticos permanentes o estacionales, aguas con vegetación flotante (nenúfares), grandes masas de plantas acuáticas emergentes (juncos, carrizos, castañuelas, espadañas). Vegas pobladas de alisos; abedules, fresnos, chopos, sauces, olmos; orillas limosas y bancos de arena. Estaba rodeada por un paisaje agrario formado de tierras cultivadas y pastizales con arboledas de castaños, avellanos, sanguiños y robles.

Dejad que os cuente que Antela no solo era un espacio geográfico, era el epicentro del mil leyendas que tienen su origen en la noche de los tiempos. Porque la antigua laguna era un extraño territorio en el que los menhires competían con las torres medievales. Las campanas de la mítica ciudad de Antioquia, inundada por su idolatría, suenan bajo las aguas cada noche de San Juan, pidiendo perdón por sus pecados. Más tarde, cuando llegó la invasión romana y el río Limia (rio del Olvido) era el fin del mundo conocido, el general Recio Junio Bruto llegó con sus tropas al borde de la laguna y tuvo que hacer frente a un motín. Nadie quería cruzarla porque se creía que al otro lado del Limia se perdía la memoria. Lo resolvió pasando él primero y llamando desde la otra orilla por sus nombres a los jefes, para acreditar que conservaba la memoria. Finalmente, por allí anduvo el rey Arturo con sus tropas en busca del Santo Grial, pero un encantamiento transformó a los soldados en mosquitos.

A pesar de su valor ecológico y su mágia fueron innumerables los intentos de desecamiento y aprovechamiento de sus tierras para la labranza. Los romanos lo intentaron con la construcción de una tupida red de pequeñas canalizaciones, que iban desde Vilar de Barrio hasta la vega de Ponte Liñares, medía 26 kilómetros de largo y 17 metros de ancho aproximadamente. El moderno canal siguió ese mismo trazado. hasta su definitivo desecamiento a partir del comienzo de las obras en el año 1958.

A principios de los 70 la laguna, los ríos y regatos que desembocaban en el Limia, así como los antiguos puentes, ya no era más que un recuerdo, que los más viejos de Xinzo no han olvidado. Cuentan que cuando la desecación estaba en su fase final una nube de gas ascendió del fondo y cubrió el pueblo obligando a sus habitantes a encerrarse en sus casas atemorizados, aunque sin más consecuencias. Poco después las autoridades procedieron al reparto de parcelas entre colonos, y los humedales dieron paso a enormes extensiones con cultivos de patatas. A partir de 1972, se dio comienzo a la extracción de arena para la construcción.

Sobre la desecación:   La desecación de marismas, lagunas y terrenos pantanosos tenía dos objetivos. Por una parte, la obtención de nuevas tierras de cultivo para incrementar la producción agrícola y el nivel de vida de la población local.  Por otra parte, la eliminación de las aguas estancadas, consideradas focos  de  insalubridad  y enfermedades.

En 1831 Juan Manuel Bedoya, canónigo de la catedral de Ourense la favoreció al considerarla «un grande y pestilente charco» en su Memoria sobre el desagüe de la laguna de Antela o de la Limia, en la provincia y obispado de Orense, reino de Galicia. Proponía como solución, el desagüe en el río Limia, que al parecer fue iniciado y abandonado. Nuevos intentos de desecación surgieron, entre ellos el de Toribio Iscar en 1864, el de la Marquesa de Longueville en 1877, pero todos fracasaron por distintos motivos.

Por desgracia, este tipo de actuaciones fueron frecuentes en España a lo largo de los siglos XIX y XX, especialmente durante la Dictadura de Franco. Hay numerosos ejemplos de ellos en La Mancha (Ciudad Real), y en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir… En 1956 el Régimen franquista decidió que el Estado se encargase de ejecutar las obras de desecación de Antela. El gobierno promulgó una ley en la que se declaraban de “alto interés nacional las obras de desecación, saneamiento y colonización de la laguna”

Un acto de terrorismo ambiental: Su desecación se considera hoy un acto de terrorismo ambiental y uno de los grandes  fiascos en  la historia de las obras hidráulicas españolas.  Su objetivo  principal  era la puesta  en cultivo de las tierras drenadas,  pero el efecto fue el contrario, arrasó  la productividad por falta de  humedad.  Además la  modificación  de los cauces de los rios Antela y Limia  implicó la  destrucción  de sus  franjas de bosques de ribera, que fueron talados con el pretexto de ganar superficie para el cultivo. Su desaparición dejó indefensos a los cursos fluviales frente a la contaminación originada en las explotaciones agrícolas. Sigue leyendo

Eichmann o la banalidad del mal

libro1Autora: Hannah Arendt
Estilo: Ensayo
Editorial: Lumen
Traductor: Carlos Ribalta

PROTAGONISTAS

Adolf Eichmann: Criminal Nazi                                                                                Hausner: Fiscal general
Servatius: Abogado defensor                                                                                           David Ben Gurión: Pr. Ministro                                                                                      Moshe Landau: Presidente del tribunal                                                                       Mossat: Servicio Secreto Israelí

Introducción:
El 11 de abril de 1961, en la Beth Ha’am de Jerusalén, (Casa del Pueblo) se inició el proceso contra Adolf Eichmann, Jefe del departamento de asuntos judíos de la Gestapo, teniente coronel de las SS y responsable de la organización logística de transportes. Previamente había sido secuestrado en Argentina por el Mossad siguiendo las ordenes de David Ben Gurión.
La revista The New Yorker escogió Hannah Arendt, filósofa judía de origen alemán, exiliada en Estados Unidos, como enviada especial para cubrir el proceso. Su experienciaHannah personal como victima de la persecución nazi, unida a la capacidad de realizar un análisis objetivo de los hechos, demostrada en su libro Los orígenes del totalitarismo, obra en la que analiza los regímenes totalitarios (nazismo y stalinismo) y los hechos histórico-políticos que condujeron al antisemitismo, la convirtieron en la persona más adecuada para escribir un reportaje sobre el juicio.
Sus artículos despertaron la admiración de unos pocos, y el rencor de la mayoría hebrea. Cuando Arendt publicó esos reportajes en forma de libro con el título Eichmann en Jerusalén y el subtitulo Sobre la banalidad del mal, se desató una fuerte polémica, organizada por asociaciones judías de diferentes países, que no podían entender que retratara a Eichmann como un simple funcionario mediocre y sin iniciativa, que se limitaba a cumplir con su deber y no como un cruel psicópata asesino de judíos. Que además se atreviera a plantear la responsabilidad de los lideres semitas en el Holocausto, le costo insultos, amenazas de muerte y la perdida de sus mejores amigos.
El libro contiene el informe sobre el proceso, cuya principal fuente fue las transcripciones no revisadas de las actuaciones judiciales distribuidas a los periodistas que lo cubrían, además se les entregó:
-La transcripción en alemán del interrogatorio al que la policía sometió a Eichmann.
-Los documentos y los textos legales presentados por la acusación.
-Las declaraciones juradas prestadas por los testigos propuestos por la defensa.
-Hannah pudo contar con el original de setenta páginas escritas por Eichmann. Además realizó un análisis minucioso de las deportaciones en los diferentes países de Europa. Sigue leyendo