Mi cabeza era un laberinto de ideas desordenadas, de emociones desbordadas a las que a veces le faltaban palabras para expresarse, otras se acumulaban entre la garganta y la mente para acabar naufragando en una libreta de poemas truncados.
Entonces, casi por casualidad, descubrí a Chantal Meillard, fue para mí como una revelación, la leí como si fuera un conjuro capaz de exorcizar el dolor y la muerte. “Escribir” era un grito de rebeldía frente al sufrimiento, para no llorar tan adentro, tan a escondidas y lo hice mío. Fue la pauta que me enseñó a dar forma poética a las reflexiones intimas que nacen de mi experiencia vital.
Después, conocí Wisława Szymborska, sus versos fueron una lección de pedagogía donde aprendí la pequeñez del ser humano frente al prodigio de la naturaleza. La sencillez de la palabra es la marca que define sus poemas; su manera de sublimar lo cotidiano para transformarlo en excepcional es el camino a seguir para esta pobre aprendiz de poeta.
Francisca Aguirre me enseñó a leer mi cuerpo, a quitarle hierro a esa tragedia del ser humano que es la vejez. A través de la ironía desarrolla un dialogo con cada uno de los órganos que componen ese armazón que, a pesar de los cuidados, acaba desmoronándose con el paso de los años. Toda una lección de humildad que acabo asumiendo hasta burlarme de los síntomas que muestran mi fragilidad, por primera vez me atrevo a mostrarlos en forma de un poema.
Aprender a escribir poesia es un proceso lento: desnudar el alma, pulir mi estilo, podar sin pena lo que sobra, desmochar los poemas de adjetivos, preposiciones y conjunciones, que crecen como las malas hierbas, impidiendo que aflore la idea principal. Soy una nueva Orlando que está aprendiendo a reducir sus poemas hasta que un día logre transformarlos en “idea” en estado puro.
…No tengo marido, no tengo hijos, no tengo amigos, no tengo trabajo, no tengo nada que sea mío salvo este armario, y la manía de coleccionar gilipolleces olorosas en tarros de cristal…
“La Buena hija” forma parte del primer libro de relatos de Almudena Grande titulado “Modelos de mujer” en el que se recogen siete narraciones cuyas protagonistas encuentran en los recuerdos de la infancia la solución para enfrentarse a los problemas de la madurez y cambiar su destino, tal vez equivocándose, pero con la voluntad firme de no consentir que la vida se les escape de las manos.
Berta, “la buena hija”, desarrolla el tema de “la mujer cuidadora”, en este caso la hija obligada a atender a una madre auténticamente tóxica.
Análisis:
Es un relato en primera persona donde se pueden distinguir tres momentos:
1) El momento presente, finales de los noventa, donde lo único que tiene claro es que su madre la tiraniza las 24 horas del día, impidiéndole realizarse como ser humano. De pronto, Berta recuerda que cuando era niña decidió cambiar de madre: ¿Que hago yo aquí si hace 30 años decidí cambiar de madre?
2) El pasado con la evocación de las vivencias de su infancia en los años setenta (Madrid), donde recuerda a Piedad, la asistenta que la cuidó con un auténtico amor de madre y lo contrapone a doña Carmen, su madre biológica, la autoridad, la señora que tomaba las decisiones importantes… Doña Carmen era mi madre, Piedad era mamá.
Al contrario, Piedad era unos labios que siempre me besarían, unos brazos que nunca dejarían de abrazarme… Piedad era casa, era mi casa y era el mundo.
3) La recuperación de su presente que supone revelarse contra la esclavitud a la que la somete una madre manipuladora que nunca la ha querido.
“La buena hija” enfrenta dos concepciones de «madre» que retrata dos personalidades opuestas, dos espacios distintos y dos mundos totalmente antagónicos.
El mundo de Piedad era la cocina, el pueblo, los bailes, el cine, siempre colgada del brazo del “novio”. En su mundo derrochaba generosidad, ternura y una complicidad total con Berta, las dos ríen juntas, se cuidan, se defienden. Hablan la misma lengua, donde se distinguía perfectamente la pronunciación de pollo y poyo, era la lengua materna de Berta, una frase tan simple con un significado tan profundo, porque todos nos remitimos a nuestras raíces y expresamos las emociones con la lengua de “la madre”.
La madre biológica era distante, parecía una actriz que hubiera ensayado cada uno de sus movimientos y cuya frialdad no seducía a nadie. Era incapaz de tener ningún gesto de ternura para su hija, Berta la sentía totalmente ajena a su vida, una mañana cuando entró en el comedor la saludó con solemnidad: Buenos días doña Carmen.
Opuestas en todo, también lo eran en la forma de sentir el amor. Piedad ama con los cinco sentidos y arrastra con su pasión a Eugenio, un hombre casado, los dos estaban dispuestos a romper todas las normas establecidas para vivir juntos. Mientras, la madre de Berta sólo puede ensayar «un papel que le venía grande en una amable comedia de enredo», un divertimento oculto para guardar las apariencias. La niña no le deseaba ningún mal, pero si su muerte hubiera sido necesaria para hacer feliz a Piedad, habría firmado sin dudar.
La Berta niña se sentía tan desligada de su familia que estableció una separación entre los espacios físicos de la casa: El «lado» de Piedad, que comparte Berta, es el «pequeño país» modesto compuesto por «un vestíbulo de servicio, una cocina, un office, una despensa, un dormitorio y un aseo diminuto, con una bañera cuyo tamaño alcanzaba a duras penas la cuarta parte de la superficie de las restantes bañeras de la casa», incluso acabó durmiendo en el cuarto de Piedad. Doña Carmen y el resto de la familia “vivían al otro lado del pasillo” un lugar con el que la niña no se sentía identificada, ella no pasaba de la zona de servicio.
Los acontecimientos se precipitan en la casa de “Doña Carmen”, cuando descubre la relación de Piedad con un hombre casado, la despide sin ninguna contemplación, haciendo gala de una hipocresía y una crueldad infinitas. Berta se sintió huérfana, revolvió la habitación de Piedad y no encontró nada. Nada excepto ella misma.
La muerte del padre y una trombosis de la madre, antes de que Berta terminara la carrera, la redujeron al papel de cuidadora impuesto por el resto de los hermanos. Doña Carmen, adoptando el papel de madrasta, logró aislar a su hija totalmente, trasladándose a una urbanización fuera de la ciudad de Madrid por motivos de salud. Logró que dejara el trabajo de profesora de matemáticas, que se quedará sin amigos y que rompiera con su novio. No solo la despoja de todo, sino que recurre al chantaje emocional para tener una enfermera a su disposición las 24 horas.
En la última parte del cuento se produce “el descubrimiento”, deja de escuchar las constantes llamadas del timbre, símbolo del dominio absoluto de la madre biológica sobre la hija. Berta se da cuenta que era su madre la que dependía de ella, la que estaba en sus manos. Cuando le escucha saludarla con un: “Buenos días doña Carmen” comprende que ha perdido el control sobre la hija mansa a la que puede someter, y solo tiene miedo a quedarse sola.
Berta toma la decisión irrevocable de alejarse de la madre y después de entrevistar a varias enfermeras eligió a la que mejor le pareció. Seguidamente arregló los papeles para pedir el final de su excedencia como profesora de matemáticas y finalmente escribió una carta a cada uno de sus hermanos: estimados, motivos personales me impiden seguir cuidando de su madre por más tiempo.
Después de que, en su infancia, tras la marcha de Piedad, no quedara «nada, excepto yo misma», Berta se asegura que al dejar la casa de su madre no deja nada tras de sí. «Nada» es la palabra que cierra el cuento.
En el relato se establece una intertextualidad con otros textos: con un poema romántico de Bécquer y con la fuga del Conde de Monte Cristo (Dumas), su evocación es una revelación que indica Berta que debe de huir de una madre carcelera. El poema de Bécquer le dice que deje de lado su sentido del deber y se deje llevar por los sentimientos.
En el cuento se desarrolla la polémica feminista sobre lo que es más importante: la biología o la crianza. La protagonista opta por la crianza representada por Piedad en contra de la biología representada por la madre biológica, doña Carmen. En la visión de las feministas de los años setenta, la mujer debía cortar con la influencia negativa de su madre para tener su propio lugar en el mundo. En consecuencia, Berta deja la vida aislada de las mujeres enclaustradas en casa y recupera su posición en el mundo como profesora de matemáticas.
Sobre Almudena Grandes:
Nació en Madrid en 1960, ciudad con la que siempre estuvo vinculada emocionalmente. Se licenció en Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid y comenzó a trabajar en el mundo editorial principalmente en la redacción de textos para enciclopedias.
Su primera novela “Las edades de Lulú” fue llevada al cine por Bigas Luna y se tradujo en 20 idiomas. Publicó otras novelas como “Te llamaré Viernes”, de relato erótico; “Malena es un nombre de tango”, que Gerardo Herrero adaptó al cine; “Los aires difíciles”, que también se llevó al cine.
Fue columnista habitual del El País, entre otros muchos artículos escribió: “Mercado de Barceló”, «Mujeres», «Humanidad» o «Unos ojos tristes» que se convirtió en la última entrega de su columna «Escalera interior«.
En 2010 comenzó la serie “Episodios de una guerra interminable” que consta de cuatro libros: “Inés y la alegría” (2010), “El lector de Julio Verne” (2012), “Las tres bodas de Manolita” (2014) y el cuarto, “Los pacientes del doctor García” (2017), por el que se ha llevado el Premio Nacional de Narrativa 2018.
Desde 1994 fue pareja del poeta Luis García Montero. Almudena falleció en su casa de Madrid por un cáncer el sábado 27 de noviembre de 2021 a los 61 años, después de dos años de luchar contra esta enfermedad. Aquí os dejo un poema de amor para Almudena de su marido:
La ausencia es una forma del invierno
Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,
El Joan juraria que ha entrat a l’estació de Fondo però comença a dubtar quan veu una enorme caldera en què homes i dones es couen a foc lent. Una estranya força -com la que a vagades no deixa moure els que desperten d’un mal son- l’empeny cap a l’olla. Quan és just d’avant del recipient, reconeix una figura familiar que branda una forca i s’acarnissa amb els pocs que encara intenten fugir del xup-xup.
Análisis:
Invito a los lectores a descartar el orden establecido en el índice para dirigirse directamente al Infierno de Pere. Solo entre las tinieblas el autor se suelta la melena desarrollando el estilo trasgresor y burlón con el que deja patente su habilidad narrativa.
En el averno saca a la luz las pasiones más oscuras del alma humana, esas que aun sabiendo que nos condenan logran que sucumbamos al deseo irrefrenable de transgredir las normas establecidas.
Después, como los antiguos héroes griegos, solo nos queda aceptar el castigo de los dioses; aunque a veces sean tan arbitrarios como para conducir a Mersault al abismo en lugar de concederle la aureola de santidad y asignarle un lugar de honor en el Edén. Probablemente él con su laconismo habitual diría : Tout ça m’est bien égal.
La unión de tres inmortales: Mozart, Dante y Doré
Entre líneas es un alarde de imaginación donde Piquet reinterpreta los grandes mitos vulgarizando a la fiel Penélope, al astuto Ulises y al divino Aquiles. Don Juan es condenado a un paraíso rodeado de vírgenes que desdeñan sus habilidades de seductor y Oscar Wilde sufre el suplicio de la mediocridad… solo Dante se salva de su pluma incisiva… realmente la Divina Comedia debió de ser inspirada directamente por el Todopoderoso.
… creo que sin decirlo, sin acordar de ninguna manera ni la búsqueda de la mano ni la entrañable deducción de los deseos de nuestra madre, nos dimos cuenta de que ella era la mano perdida y nosotros, que quedábamos ahí mancos amputados solos aunque estuviéramos juntos somos la estatua incompleta para siempre el deseo perdido.
Once relatos, donde el autor nos traslada al mundo de los “no vivos” porque la muerte se hace presente en cada uno de ellos, a través de la ausencia, del olvido que es una forma terrible de la muerte, de las “desapariciones forzadas”, esa espantosa realidad que marca la vida de miles de ciudadanos mexicanos. No se olvida de la muerte lenta que sufren algunas mujeres por medio de la descripción de la violencia física y psicológica que las conduce lentamente al «no ser», hasta volverlas invisibles.
Escribe: “A veces es la muerte lo que nos acerca a los otros”, creo que es verdad, resucita la empatía dormida, aunque solo sea para ayudar a sobrellevar el dolor imposible de soportar. Personalmente su lectura me conduce a una comparación inconsciente con los cuentos de Juan Rulfo donde la violencia y la muerte forman parte de la rutina diaria de los protagonistas. Se podría decir que “todas las muertes” son un tema recurrente en la narrativa de los escritores mexicanos, aunque Rulfo «cuenta» desde la imaginación y Eduardo «narra» desde la realidad.
Ruiz Sosa, construye unos relatos llenos de elipsis, descompone los párrafos transformándolos en una tormenta de palabras que arroja sobre el lector dejándolo sin aliento, obligándolo a respirar hondo, y volver al principio para reflexionar en profundidad sobre el dolor de las ausencias, el horror de la violencia callada, la incomprensión de las muertes no esperadas
Especialmente impactante es “El dolor los vuelve ciegos” , la narración describe la dolorosa cuestión social de los desaparecidos en México. La ausencia nos remite a una característica de la desaparición: la angustia de no saber si el familiar está vivo o muerto y si será capaz de reconocerlo. El protagonista una y otra vez va a las morgues donde debe decir “él no es”, ante los cadáveres. Enfrentando la crueldad y la corrupción de la burocracia mexicana con el dolor de una madre que se consume día tras día ante la incerteza del destino del hijo desaparecido.
En “La muerte de David Brodie”, el autor nos acerca Borges a través de un extraño personaje, siempre con la cruz a cuestas, pidiendo perdón por sus múltiples pecados. La incógnita de su identidad atrae al protagonista a la morgue desde donde describe una escena cinematográfica:
Apenas fue un instante, un fulgor que no duró nada:
el rostro de la mujer se retorció en una mueca
y sin ningún aspaviento
nada que asomara el instante de ese breve destino
le soltó al muerto una bofetada
con el dorso de la mano en el rostro.
La cabeza apenas se movió
Como si nunca nada le hubiera dolido.
En “La garra de la estatua” se perfila la imagen de una estatua a la que le falta una mano, utilizada en varios relatos y trasladado al epílogo. Describe el vacío que deja la muerte de la madre, un hueco imposible de llenar. La búsqueda de la mano que le falta a la estatua es una incógnita que no tiene solución y se interpreta como la ausencia de la madre: “La mano es una promesa y un deseo, uno le quita la mano a la estatua y le pide algo, la mano se esconde lejos del cuerpo y la estatua, que desea volver a estar completa, cumple el deseo para recuperar la mano, es entonces cuando uno se la devuelve”.
Post scriptum
Desde hace meses
Desesperados
Buscamos la mano minúscula de la estatua.
Tenemos la sensación
No es una idea, es una sensación
De que el deseo ya se ha cumplido y la estatua nos exige su devolución.
Sobre Eduardo Ruiz Sosa:
Nació en Culiacán, Sinaloa, México en 1983. Desde 2006 reside en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), España. Estudió Ingeniería Industrial y es doctor en Historia de la Ciencia. Cursa el Doctorado en Filología Española. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Inés Arredondo con el libro La voluntad de marcharse (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2008).
Textos suyos han aparecido en las antologías: A fin de cuentos, La letra en la mirada, Renovigo,Siete caminos de sangre y Emergencias, Doce cuentos iberoamericanos (Candaya 2013). En 2012 fue ganador de la I Beca de Creación Literaria Han Nefkens, lo que le permitió estudiar el Máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra y dedicarse durante un año a escribir Anatomía de la memoria.
…Rick comprendió que los androides Nexus-6 superaban a varias clases de especiales humanos en lo que a inteligencia se refería. En otras palabras, los androides equipados con el nuevo cerebro Nexus-6, habían evolucionado más allá de un importante-aunque inferior-segmento de la humanidad. Para bien o para mal. El esclavo había terminado por resultar más espabilado que algunos de sus amos…
Análisis:
Con esta novela Philip K. Dick conduce a la ciencia ficción más allá de un simple delirio futurista y logra que reflexionemos sobre la progresiva deshumanización del hombre, planteando una sociedad donde los individuos presentan un cierto “autismo emocional” que les hace asemejarse a los replicantes «concebidos a su imagen y semejanza», por eso han de recurrir a “la caja demociones” para poder experimentar sentimientos y sensaciones humanas.
En San Francisco (año 1992) se ha desarrollado una extraña sociedad donde los humanos necesitan demostrar un alto nivel de empatía que los diferencie de los androides creados por ellos mismos. La mejor forma de “representar” su capacidad de amor es cuidando a otro ser vivo, alguno de los pocos animales que han logrado sobrevivir a la Guerra Mundial terminal. Así demuestran al resto de la sociedad terrestre lo inmensamente humanos que son.
El autor tiene la habilidad de ir sembrando la novela de dudas, como si de un Sócrates futurista se tratara, conduciendo a los lectores a la reflexión filosófica a través de la hermenéutica -pregunta y respuesta- :
¿Son la inteligencia y la empatía las dos cualidades que nos hacen humanos?
Parece surrealista plantearse un futuro en el que no podamos distinguirnos ni entre nosotros mismos. Pero la creatividad del autor desarrolla un concepto de robot muy diferente del que se tenía en los años 60: El “androide”, creado por los propios humanos, con un aspecto físico similar al de los hombres y una inteligencia a veces superior a sus creadores.
Dick introduce la duda a través del protagonista, Rick, cazador de bonificaciones, cuya frialdad nos hacepreguntarnos constantemente si es un androide al que sus superiores le han implantado una memoria artificial. A fin de cuentas, varias veces en la novela se dice que hace falta un androide para encontrar a otro y que no habría mejor caza recompensas que los propios androides.
En el polo opuesto sitúa a un antagonista, que se caracteriza por sus deficiencias mentales. Se trata de John Isidore, un mecánico de animales eléctricos que ha sido víctima de la radiación, convirtiéndose en un «cabeza de chorlito». Sobre su «humanidad» no hay duda alguna, a pesar de unas carencias intelectuales que le hacen vulnerable a la manipulación de los androides.
En medio de estas dudas una certeza: los androides sueñan, tal vez no con ovejas eléctricas, pero si con un futuro mejor lejos de Marte, donde los esclavizan, por esos huyen a la Tierra. Sienten deseos de vivir a pesar de la amenaza de los cazadores de bonificaciones y de saber lo breve que será su vida. Son capaces de sentir atracción física y de llevar a cabo crueles venganzas, sienten algunas emociones equivalentes a las humanas.
… Entonces, si los replicantes tienen sueños, si albergan esperanzas, si sienten miedos como cualquier ser humano ¿Tienen derecho los humanos a “retirarlos”? … y aquí se pasa de la duda al planteamiento ético que nace en “el cazador de bonificaciones”. ¿Es justo retirar a los androides porque son simplemente una vida artificial? ¿Pueden los humanos decidir lo que debe existir y lo que no dentro del mundo? ¿Quién debe vivir y quien no?
Sobre la religión y el mercerismo:
El mercerismo es la religión que practica el mundo postapocalíptico, cuyo profeta Mercer está conectado a sus seguidores a través de la máquina de la empatía que les une directamente con él. El protagonista inmerso en un mar de dudas le consulta sobre la posibilidad de que este obrando mal “retirando androides” y el gran gurú le alecciona diciendo “que a veces es necesario hacer el mal aún a sabiendas de saber que se está obrando mal”
En el libro no se nombra a Mercer como Dios todopoderoso creador de la raza humana, al contrario, los seres humanos no solo no son creación de nadie, sino que se establecen como creadores de otra forma de vida: los androides.
No obstante el sufrimiento que siente «el iluminado» cuando le lanzan piedras es un fiel reflejo del dolor de Cristo en la religión Cristiana, cuando se inmola para salvar a la humanidad… aunque él mismo acabe reconociendo que es un gran fraude… tal vez muy cercano a los androides…
Sobre la atracción física
Uno de los personajes que hace tambalear las creencias Rick (protagonista) es la androide Rachael por la que siente una gran atracción física. También se muestra fascinado por la voz de Luba Luft, androide camuflada como cantante de ópera, a la que escucha absorto. Reflexiona sobre el deseo de vivir que sienten ambas y la necesidad de ser protagonistas de su propia vida. En claro contraste con la apatía de su mujer, que no muestra aspiraciones ni inquietudes. Estos sentimientos ponen de relieve la modificación del nivel de conciencia que experimenta Deckard en relación a los androides.
Sobre el tiempo:
En la novela, los replicantes mueren a los cuatro años porque sus genes se deterioran y no existe regeneración. Esta es una diferencia fundamental entre humanos y androides. Los individuos somos orgánicos y estamos sometidos a la incertidumbre del tiempo que tenemos de vida, lo que nos provoca angustia al no saber cuándo vamos a morir. Las máquinas sí son conscientes de ello, tienen fecha de caducidad y la aceptan con resignación.
… Sin llantos, sin amigos, sin casar. En mi desdicha me llevan por el camino ya dispuesto. Ya ni me es licito mirar ese rostro sagrado del Sol. Y mi muerte que no produce lágrimas, ninguno de mis seres queridos lamenta… (Canto de Antígona)
Personajes:
Antígona: (Protagonista) Hermana de Eteocles y Polinices. Hija de Edipo y Yocasta.
Ismena: Hermana de Antígona.
Creonte: Rey de Tebas y tio de Antígona e Ismena.
Eurídice: Esposa de Creonte.
Hemón: Novio de Antígona.
Tiresias: Adivino ciego.
Coro de ancianos de Tebas: Es el elemento más relevante de la tragedia.
Análisis: Que Sófocles en el siglo V antes de Cristo eligiera a una débil joven para desafiar las ordenes de un rey, sobre el que además recaía la patria potestad de Antígona, podría resultar en principio poco creíble. Pero su talento innovador no dudó en presentar un nuevo modelo de heroísmo, donde el concepto del deber y moralidad, unida a la conciencia de que la costumbre de enterrar a los muertos tiene fuerza de ley, hacen que hasta una “frágil mujer” tenga la valentía suficiente para arriesgar su vida en defensa de una norma del derecho divino y humano que es la de recibir sepultura.
La obra presenta diferentes conflictos: El que sufre Antígona por ser mujer (conflicto entre hombres y mujeres). Se atreve a enfrentarse sola al poder despótico del estado representado por el rey (entre un individuo y una sociedad), protagonizando el primer acto de desobediencia civil. El que se produce por sus creencias religiosas y el concepto de la piedad cumpliendo con los ritos funerarios (entre vivos y muertos). Todos estos conflictos están contenidos en la tragedia de Sófocles, con un argumento principal: el enfrentamiento de una joven inocente, representada por Antígona con el tirano represor, representado por Creonte, en una confrontación dialéctica entre contrarios.
La concienciaética de Antígona se rebela contra la conciencia política expresada en la ley de Creonte. Decide que lo ético (el deber de sepultar) se transforme en real (realiza el entierro, asumiendo sus consecuencias) «Sabía que tenía que morir, ¿Cómo no?, aunque tú no lo hubieses pregonado. Y si muero antes de tiempo, eso creo yo que gano; pues quien viva, como yo, en medio de tantas desgracias, ¿Cómo no lleva ganancia en la muerte?
El escritor Thomas de Quincey (Mánchester, 1785 – Edimburgo, 1859) loa su valentía con estas palabras: «Santa gentil, hija de Dios antes de que Dios fuera conocido, flor del paraíso después de haberse cerrado el paraíso… señora idólatra y sin embargo cristiana que animada por el espíritu del martirio te diriges sola por el camino lóbrego que lleva a tumba huyendo de toda esperanza terrenal para que la eterna desesperación no caiga sobre la tumba de tu hermano».
Efectivamente es “santamente criminal” según sus propias palabras…. porque ella «no ha nacido para compartir el odio sino el amor». Su figura y su discurso recuerda al Cristo de los evangelios, que después de predicar el amor es abandonado por todos y debe enfrentar solo su martirio. Como Cristo su lucha la eleva a la categoría de heroína de lo universal.
Antígona, nos recuerda que ni la conveniencia política, ni el control policial logran sobreponerse a la costumbre, a la religión y al deber familiar de enterrar a sus muertos. Una gran parte de los ciudadanos apoya su firmeza, exigiendo modificar la decisión política de dejar un cadáver insepulto.
Creonte se muestra incapacitado para comprender los derechos inherentes a la naturaleza humana: El de Polinices a ser enterrado y el de Antígona y Hermón al amor. Sófocles lo presenta como un hombre que embriagado de poder no se da cuenta de las consecuencias de sus imposiciones ni del alcance de sus hechos. Con ejemplar crueldad se asegura la obediencia de sus súbditos. Aspira así a revestirse de una autoridad que en realidad no tiene. De ahí surgen el cumulo de despropósitos descritos por Sófocles que hacen de él lo que nunca hubiera querido ser: Un tirano y un blasfemo.
La terquedad de Creonte provoca la venganza de los dioses y una nueva tragedia familiar de la que él es único responsable, pese al deseo de reparar la falta y atajar en la medida de lo posible las consecuencias. Su remordimiento ante los hechos consumados es una especie de redención moral por medio del dolor, y le confiere una cierta grandeza trágica.
Como atenuante de Creonte sólo puede decirse que se ve confrontado a la misma disyuntiva que Antígona, pero en sentido inverso, pues mientras ella prefiere cumplir con los deberes familiares antes que con los del Estado, Creonte prefiere cumplir con los del Estado antes que con los familiares (no puede violar la ley política que acaba de dictar por ser válida para todos, aunque se oponga a la ley familiar). En definitiva, Antígona defiende las razones de sangre, contra las razones de Estado que esgrime Creonte. Argumento que también desarrolla nuestro profesorRaül Garrigasait (Ub Facultad de Filología y Comunicación) en su conferencia en el Ateneo de Barcelona:
Entre ambos polos, Ismene, hermana de Antígona, desempeña cierto papel en la primera parte del texto dramático: le corresponde asumir el rostro más humano y asequible de una obra teatral marcada por la radicalidad. Ismene encarna la duda y el temor lógico, es una figura que está de parte de Antígona, pero se siente incapaz de seguirlaa en un acto de heroísmo que la protagonista tiene que realizar a solas.
El núcleo de la obra es el interrogatorio que sufre Antígona por parte de Creonte, después de haber enterrado a Polinices y haber sido detenida desarrollando el primer drama judicial moderno: la acusada que ejerce el derecho de réplica para enfrentarse a su juez, asumiendo su acto y considerando la inocencia de su decisión. La conclusión del juicio, la condena por parte de Creonte, convierte a la protagonista en una mártir por sus ideas contrarias a una ley injusta.
El drama aumenta de intensidad cuando intervienen distintas personas en favor de la heroína:
–Tiresias, El adivino ciego Tiresias (alter ego de Sófocles) que siempre ha aconsejado con fidelidad al rey, interviene hablando con claridad y exponiendo su discurso con convicción. Elabora oraciones bien cohesionadas (las causales y consecutivas son las más comunes); son la manifestación de un pensamiento lógico para señalar a Creonte que los cuervos y los perros arrancan trozos del cadáver de Polinices y los dejan en los altares y los hogares, prueba de que los dioses muestran señales de cólera. Acusa a Creonte de imprudente y vaticina que alguien de su sangre pagará sus errores con su muerte.
Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona se ve perjudicado por la decisión de su padre, ya que Antígona es su prometida. Señala a su padre que el pueblo tebano no cree que Antígona merezca la condena a muerte y pide que la perdone.
Es de destacar que si la unión de estos dos últimos se consuma como desean, los herederos del rey y los de Edipo llegarían, unidos por la sangre, al trono de Tebas, resolviendo el conflicto político de los dos linajes que, por reclamar el trono de Tebas, acaban de enfrentarse en una guerra civil que al mismo tiempo es guerra de hermanos.
El coro: El coro cumple una función fundamental en la tragedia comentando los percances de los protagonistas y afianzando las ideas centrales de las obras. Es el elemento más relevante de la tragedia. La tragedia se constituye sobre la dualidad coro personaje. Está dirigido por un corifeo que habla en nombre del coro cuando recita, en determinados momentos el coro ejecuta danzas con música. El coro permanece de forma semicircular entre la orquesta y su función es lírica.
Los actores y el coro eran siempre varones, debían de ser ciudadanos atenienses. El coro que a lo largo de la obra tiene una actitud conciliadora entre Antígona y Creonte, al final de la obra condena sin miedo al tirano. Una una vez consumada la tragedia los derechos divinos y los humanos representados por la costumbre de enterrar con dignidad a los muertos quedan de nuevo restablecidos.
La habilidad literaria de Sófocles se manifiesta en el empleo de recursos retóricos que saltan a la vista:
El régimen integrista islámico entendía que una mujer que sale de su casa preguntándose si lleva el velo bien puesto, si se le nota el maquillaje, o si le van a pegar latigazos por conducta “inmoral” no tiene tiempo de pensar en la libertad de pensamiento, en la libertad de expresión, o si la vida en esas condiciones es soportable… ¡Lógico! Cuando se tiene miedo se pierde la capacidad de análisis y de reflexión. El temor nos paraliza. De hecho el miedo es el motor de la represión de todas las dictaduras.
Analisis: Tengo que decir que me ha parecido un gran trabajo, recomendado para todos los públicos, en especial a los que no les gustan los cómics. Persépolis es un relato autobiográfico en forma de novela gráfica donde Marjane cuenta y dibuja en primera persona la revolución islámica iraní (1979) vista desde una óptica infantil que con el tiempo evoluciona hacia la perspectiva de una mujer adulta (1993). Siempre utiliza el blanco y el negro para dejar constancia clara del ambiente represor que se respiraba en ese Irán donde las mujeres eran privadas de todos los derechos fundamentales, tanto en el ámbito político como en el social.
Las viñetas son de una simplicidad e ingenuidad casi naif, pero no por eso pierden el carácter de crítica y denuncia del régimen de los ayatolás apoyado en los guardianes de la revolución. Algunas de las ilustraciones aparecen salpicadas con una buena dosis de ironía y de burla abierta hacia los ultra defensores de la moralidad, que por cierto, aparecen en todas las culturas. Gráficamente hay múltiples detalles que manifiestan la tradición de ilustraciones persas (pequeños dibujos a modo de mosaico, figuras estilizadas…)
La autora se expresa a través del dibujo porque es un lenguaje internacional que no necesita traducción. Quien no entiende la expresión de perplejidad de una niña a la que de pronto le obligan a ponerse velo, o las lágrimas cayendo sobre las mejillas de los que ven a los suyos injustamente torturados, encarcelados o ejecutados por sus ideas políticas. Quien no entiende la expresión de terror de una muchacha a la que detienen por ir “pintada como una puta” o por darle un beso a su novio en la calle.
Es un trabajo lleno de matices que se revela como un fresco de la historia más reciente de Irán, explicado a partir de sus vivencias personales. Satrapi denuncia la intolerancia y la represión que supuso el integrismo que acabó con la vida de miles de personas que también habían luchado para derrocar la tiranía del Sha. (Enrique Martínez-Salanova)
Conclusión personal:
Es una obra de múltiples facetas, que no solo reflejan las circunstancias históricas de Irán durante el siglo XX. Hace hincapié en el retroceso brutal que supuso para los derechos de las mujeres las absurdas imposiciones islamistas.
Muestra el fácil adoctrinamiento de los más pobres y menos formados, transformados en fanáticos al servicio del régimen, están dispuestos a que sus hijos se conviertan en mártires, y ellos mismos en espías de los propios vecinos.
Resalta los prejuicios raciales que se esconden tras las mascaras más progresistas, marginando a Marjane y haciéndola sospechosa de radicalización (todos los árabes son terroristas) en la “social demócrata” Europea. Mientras que en su país la culpan de traicionar las costumbres y moralidad iraní, la consideran una representante de la decadencia y corrupción occidental.
Desarrolla la conducta social de una adolescente llena de inseguridades que se traiciona así misma para ser aceptada. Como pasa siempre en estos casos, su necesidad de afecto sentimental la lleva a ser manipulada por un “espabilado” que la utiliza en beneficio propio, conduciéndola a una grave depresión nerviosa.
Analiza de manera muy inteligente los intereses ocultos que se esconden detrás de todas las guerras, y como no, la que enfrentó durante años a Irán e Irak, que tenía el petróleo y los oscuros intereses de las potencias occidentales como telón de fondo. Para terminar deja entrever la tremenda hipocresía de las delegaciones de Paz Europeas que por detrás se lucraban vendiendo armas a los dos países.
La película Persépolis muestra como el cine de animación puede ser profundamente didáctico dando una lección de historia a través de dibujos muy simples pero que narran con una claridad meridiana los cambios que una cultura milenaria como la iraní sufre en poco tiempo, y que supusieron un retroceso de siglos en el ámbito social y político de las mujeres.
El tema central de la película es la revolución islámica y sus consecuencias. Es de carácter autobiográfico y empieza con la caída del régimen del Sha para seguir desarrollando las dificultades que suponía vivir en un estado teocrático y las estrategias que desarrollaban los “traidores al régimen” para saltarse las exigencias de los guardianes de la moral integrista, que les impedían tener una vida normal.
Ficha técnica:
Dirección: Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud.
Guión: M. Satrapi, V. Paronnaud
Producción: Robert y Rigault
Música: Olivier Bernet
Premios
2007: Nominada al Oscar: Mejor largometraje de animación
2007: Nominada al Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa
2007: Festival de Cannes: Premio especial del jurado. 2 nominaciones
2007: Premios Cesar: Mejor debut, guión adaptado. 6 nominaciones
2007: National Board of Review: Premio a la libertad de expresión
2007: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película animada
Resumen: Persépolis es un volumen divido en cuatro tomos a los que yo daría el nombre del título con el que inicia el primer capítulo de cada uno de dichos tomos:
El velo: Marji, hija única de progresistas laicos de clase alta, a la que sus padres educan al estilo occidental en la última década de la dinastía Pahlavi. Es una niña de 10 años, cuando en 1979 es derrocado el Sha tras 50 años de reinado, y se instaura la autoritaria República Islámica. Una niña que recibía una educación laica, que compartía todas sus actividades escolares y extra escolares con sus compañeros, de los que de pronto la separan. Junto al resto de sus compañeras se ven obligadas a ponerse velo y a recordar varias veces al día a los mártires dándose golpes de pecho. Sigue leyendo →