
Regresabas cada noche
gélido, fúnebre,
oliendo a cementerio,
a tumba removida, ´
a podredumbre.
a
Te arrojabas sobre la cama
como un peso muerto,
me aferrabas con tus brazos,
sucios de moho y cieno,
tatuados de llagas como rubís.
a
Era de hielo tu mirada muerta,
iris cegados por la guadaña,
la boca sedienta de vida,
tus labios, astillas de vidrio,
cubriéndome de besos acerados.
a
Delirando en la oscuridad
arañaba las sombras,
golpeaba el aire,
rasgaba el silencio,
con cuchillas de gritos.
a
Sombra entre las sombras
me soñé Kali destructora,
devoradora de pesadillas,
mis pupilas verdes de muerte
acechaban en la madrugada.
a
Te arranqué los ojos,
comí tu corazón
arrojé los huesos
a las mazmorras del olvido,
nunca regresaste,
nunca me arrepentí.
Mª Jesús Mandianes
En la ópera «Macbeth» de Giuseppe Verdi, Lady Macbeth también tiene una escena de sonambulismo y su correspondiente aria de enajenación, que la llevará a la muerte (no puede soportar el sentimiento de culpa por incitar a su marido para que mate a Duncan). Maria Guleghina la interpreta en una producción de la Metropolitan Opera House de 2008.