25N: Contra la cosificación femenina

25nLa violencia contra las mujeres adopta diferentes formas, alguna tan sutil, tan normalizada entre las féminas de todas las edades, como la claudicación incondicional ante los cánones de belleza impuestos a través del culto al cuerpo, de la moda y la cosmética. Asumimos con normalidad cualquier sacrificio que suponga mantener un aspecto físico “perfecto”, sin darnos cuenta de que la presión estética es una forma más de agresión contra nosotras.

De hecho, es una forma de control y discriminación que se realiza a través del culto a la imagen, de la imposición de unos cánones de belleza y de la sexualización de la mujer que degenera en la cosificación femenina convirtiéndonos en un objeto sexual a disposición del hombre. Somos objetos de consumo, nuestra imagen está constantemente sexualizada, controlada, politizada por la estructura social patriarcal y capitalista

La imitación de unos “modelos idealizados” agrede nuestros cuerpos, y en ocasiones destrozan no solo la salud física sino también la emocional.  Cada ve hay más mujeres jóvenes que desarrollan un rechazo a su cuerpo, como consecuencia de la baja autoestima al compararse con unos estereotipos imposibles, incluso llegan a desarrollar enfermedades como la anorexia, vigorexia o bulimia.

Para algunas el físico es fundamental, su autoestima se basa solo en el deseo que despiertan en los hombres. Esta insensatez se desarrolla a través de la publicidad, el cine, y la televisión, que se basa solo en su atractivo físico infravalorando a todas las que no siguen el modelo establecido. Cada vez nos invaden con mensajes más agresivos sobre cómo tiene que ser el cuerpo de las mujeres: queridas, sin unas tetas enormes y un culo bien gordo y respingón no somos nada.

Lo peor es que estos mensajes los reciben niñas cada vez más pequeñas a través de un estilo de ropa que las transforma en autenticas Lolitas, de muñecas como las Barbis o incluso en películas infantiles en las que la protagonista sigue siendo preciosa y muy, pero que muy tonta. En consecuencia, no es de extrañar que el proyecto de futuro de muchas adolescentes sea convertirse en «modelos». El de sus madres era tener una profesión liberal y luchar por los ideales feministas, es una consecuencia de la perversión de un sistema de valores donde lo único importante es la imagen.

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